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Luis Alberto Gallegos

Educación ambiental: Herramienta de participación ciudadana y gestión municipal

Santiago, miércoles 24 de abril de 2013, por Luis Alberto Gallegos, Editorial de Boletín GAL.- En el contexto del debate nacional sobre la educación, es apropiado incluir un aspecto que no se ha explicitado en los diálogos, debates y propuestas: la educación ambiental. No es parte de las movilizaciones, no es componente de los cambios constitucionales ni normativas legales que hoy son una demanda, pero para segmentos importantes de nuestro país la educación ambiental es un aspecto importante. Estamos hablando de los centros educativos que participan o postulan al Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educativos (SNCAE), de los municipios que participan o postulan al Sistema de Certificación Ambiental Municipal (SCAM) y las organizaciones ciudadanas que son parte y actores de los conflictos socio ambientales en todo Chile.

 

Sin embargo la educación ambiental tiene aristas clave para una exitosa gestión ambiental local. Y ello tiene que ver con los fundamentos pedagógicos con que se le entiende y se le desarrolla. El Ministerio del Medio Ambiente señala respecto a la educación ambiental:

 

Ésta debe ser entendida como el proceso educativo, en sus diversos niveles, a través de la transmisión de conocimientos y de la enseñanza de conceptos modernos de protección ambiental, orientados a la comprensión y toma de conciencia de los problemas ambientales, debiendo incorporar la integración de valores y el desarrollo de hábitos y conductas que tiendan a prevenirlos y resolverlos”. (Ley Nº 19.300, de Bases Generales del Medio Ambiente, Art 6°, http://www.mma.gob.cl/educacionambiental/1319/w3-propertyvalue-16421.html).

 

Esta percepción pedagógica y ontológica de la educación ambiental no es suficiente para un país que hoy transita por amplios debates y conflictos socio ambientales. Y no es suficiente porque no se hace cargo del conocimiento ambiental como un potente componente de los cambios sociales, la transformación sustentable y de la activa participación de la sociedad civil en estas materias.

 

La educación es un instrumento para la adquisición de conocimientos que nos permitan como humanidad ser capaces de transformar nuestro entorno y las condiciones adversas. No es solo transmisión de conocimientos –supuestamente del educador al educando-, sino que es también recuperar y sistematizar los conocimientos que los educandos y los participantes del proceso educativo, han cultivado y han adquirido por sus propias buenas prácticas y por la herencia de la sabiduría de las generaciones anteriores y culturas ancestrales.

 

La educación ambiental es aprender a conocer, compartir y reflexionar acerca de las buenas –y también de las no tan buenas- prácticas ambientales de nuestros educandos y participantes del proceso educativo. En este sentido, la educación ambiental es más horizontal que vertical, al decir de Paulo Freire (Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Paulo_Freire).

 

En esta perspectiva, resulta más coherente la versión que señala:

 

“La educación (ambiental) como un instrumento de transformación social, es un camino viable para generar cambios favorables frente a los conflictos ambientales, no solo creando conciencia, sino que facilitando el espacio de formación para personas intrínsecamente conscientes de los daños ambientales y de las posibilidades de solucionar problemas al respecto”. (Educación Ambiental en Chile: Una necesidad ineludible, Patricia Leal Figueroa, 2010, p. 8, http://dungun.ufro.cl/~ticedu/documentos/1edicion/articulos/educacion/educacion_ambiental.pdf).

 

La educación ambiental en el Chile de hoy tiene los siguientes desafíos:

 

1. Dotar de las capacidades cognoscitivas a los educandos o participantes del proceso educativo, de modo que los habilite no solo para acceder a un conocimiento local y global de los procesos ambientales, sino fundamentalmente que les dote de aptitudes y herramientas para generar, recrear y desarrollar sus propios conocimientos individuales y colectivos que les haga capaces de ser autónomos y solidarios en la gestión del conocimiento ambiental en su medio local y territorial.

 

2. Generar las condiciones para que el conocimiento ambiental adquirido se autoreproduzca, replique y enriquezca con la más amplia participación de la comunidad educativa, la institucionalidad municipal y las organizaciones ciudadanas sensibles y participantes de la gestión ambiental local.

 

3. Convertir los conocimientos ambientales adquiridos a procesos prácticos capaces de ser desarrollados en propuestas e iniciativas que puedan transformarse en componentes de la gestión ambiental local y que puedan convocar a la comunidad educativa, a la colectividad municipal y a la ciudadanía local, a una praxis ambiental colectiva y eficiente.

 

4. Contribuir a lo que algunos expertos nos invitan: convertir nuestra conciencia espontánea en conciencia lúcida, científica y transformadora  –Filosofía de la Praxis, Adolfo Sánchez Vázquez, Ed. Grijalbo 1967, México, http://booklens.com/adolfo-s%C3%A1nchez-v%C3%A1zquez/filosof%C3%ADa-de-la-praxis, es decir, hacer de nuestras experiencias ambientales cotidianas y prosaicas, un conocimiento ambiental local y global capaz de diseñar y ejecutar procesos y proyectos sustentables, estratégicos y armónicos con el medio ambiente.

 

En este sentido, lo que hemos aprendido en nuestra labor docente universitaria y en municipalidades sobre educación ambiental, es constatar que los participantes, sean estudiantes universitarios o funcionarios municipales, poseen enormes voluntades y capacidades para hacerse cargo de una pedagogía ambiental proactiva, participativa y creadora.

 

En estos casos, por ejemplo, los tradicionales exámenes de evaluación finales -se trate del término del ramo o del taller-, se convierten en propuestas prácticas y concretas expresadas en proyectos ambientales locales necesarios, viables, aplicables y transformadores, que condensan los temas relevantes que se han abordado durante todo el proceso educativo.

 

En definitiva, la educación ambiental no solo se debe insertar en el contexto de los cambios educativos en el país que propugna una educación de calidad, gratuita y universal, sino que sus contenidos deben reformularse y replantearse en la educación formal y no formal, produciendo nuevos conceptos, paradigmas, pedagogías e instrumentos que inserten al conocimiento ambiental chileno en las tendencias globales que hoy se debaten en el planeta.

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