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Luis Alberto Gallegos

SCAM-PEAM: Cuando la pedagogía ambiental es experiencia humana

Santiago, viernes 4 de octubre de 2013, por Luis Alberto Gallegos, editorial del Boletín GAL.-  Este jueves 3 de octubre 2013 terminamos un hermoso Curso del Programa de Educación Ambiental Municipal y Ciudadana (PEAM) del Instituto de Ecología Política (IEP), en uno de los municipios emblemáticos ambientalmente y muy vulnerable al cambio climático, como es La Florida.

 

Deseamos agradecer a su alcalde, directores de las diversas áreas y funcionarios municipales ambientales que nos acompañaron y participaron con un excepcional nivel de creatividad, originalidad y aportes a la gestión ambiental municipal y comunal.

 

Los productos de este Curso resultaron ser -aparte de las calificaciones sobresalientes-, varios innovadores proyectos ambientales que, de aprobarse por la autoridad municipal, financiarse y ejecutarse, incrementarían notablemente la eficiencia de la gestión ambiental municipal.

 

Sobre todo, debemos agradecer el grado de compromiso, voluntad y calidad humana que todos los funcionarios, directivos y organizadores mostraron en esta experiencia humana, educativa, ambiental e institucional.

 

Este Curso PEAM, valga decirlo, se hizo en el marco del proceso del Sistema de Certificación Ambiental Municipal (SCAM) en el que la municipalidad de La Florida participa y que es impulsado por el Departamento de Gestión Ambiental Local del Ministerio del Medio Ambiente.

 

Varias lecciones nos deja esta experiencia pedagógica ambiental que, entre otras semejantes en diversas municipalidades del país, viene realizando el Instituto de Ecología Política (IEP) en el marco institucional del SCAM.

 

Holisticidad de lo ambiental

 

Cuando hablamos de la necesidad de transversalizar el tema ambiental en la institucionalidad municipal, y ocasionalmente consideramos, a priori, que a los funcionarios municipales no les interesa lo ambiental, a veces podemos pecar de prejuicios sin respaldo alguno.

 

Nuestra percepción como capacitadores y educadores, en cambio, es que los integrantes de la comunidad municipal están involucrados en este tema por dos sencillas razones: una, en su calidad de ciudadanos y ciudadanas que observan, testimonian y son partícipes de los mismos problemas socio-ambientales que los de sus vecinos de al lado; y otra, porque su rol de integrantes de una institucionalidad de gobierno local, los hace sentirse corresponsables de las decisiones y políticas públicas del respectivo gobierno local en donde prestan servicios.

 

No es fácil para un servidor municipal deshacerse de lo que percibe de problemas y/o conflictos socio-ambientales de su sector ciudadano -por un lado-, y de sus propios roles y responsabilidades que -por otro lado-, le corresponde adoptar o compartir en una gobernabilidad local que tiene la atribución y obligación de tomar decisiones y ejecutar acciones para resolverlas. Hay, en el fondo de todo ello, una holisticidad de vida. Para un funcionario municipal lo holístico del tema ambiental, le viene desde su propia existencia vital.

 

Esta sensibilidad municipal ante los conflictos socio-ambientales locales tiene, definitivamente, un componente clave: la adopción de un compromiso personal-institucional que le impele a contribuir, de alguna manera, a resolverlos de modo eficaz.

 

En este sentido, el rol de un funcionario municipal no es, necesariamente, exactamente el mismo o equivalente a un funcionario estatal de algún ministerio u otro nivel estatal. Respetando y guardando las distancias, las percepciones son distintas. Y ello se explica en un solo sentido: la empatía. La sinergia que puede generarse desde un municipio con su comunidad no es exactamente la misma que puede producirse entre un ministerio y sus usuarios.

 

Nuestro aprendizaje

 

Desde esta perspectiva, para quienes ejercemos el papel de capacitadores o educadores ambientales en el ámbito municipal y social –en el marco del SCAM o no-, nos corresponde el desafío de poder reconocer, en primer lugar, la distinción de papeles antes señalados. Y, en segundo lugar, el rol de acompañadores en procesos socio-ambientales que se aperturan y que significan el seguimiento, monitoreo, apoyo y asesoría en la gestión ambiental que se desarrollarán eventualmente en adelante.

 

Como nos enseña el legado del maestro y pedagogo Paulo Freire, el educador también necesita ser educado. Parafraseándolo, podemos señalar que los educadores ambientales también necesitamos ser educados por los educandos de municipios y organizaciones sociales con quienes nos toca interactuar.

 

SCAM como terreno fértil

 

El SCAM, admitimos, es un programa del Ministerio del Medio Ambiente que, probablemente, ha sido considerado a menos dentro del sistema de gestión ambiental local y nacional e incluso no ha sido suficientemente valorado y visibilizado por los medios de comunicación.

 

No obstante, el espacio que apertura el SCAM permite las posibilidades de generación de líneas base y diagnósticos ambientales comunales, las opciones de diseño de estrategias ambientales locales y los estímulos que genera son las bases  y los peldaños básicos para lo que en otros países ha permitido avanzar en procesos ambientales denominados procesos de Ecocomunas o Ecobarrios.

 

Hoy, que asistimos a la publicación en Estocolmo de los resultados alarmantes de los estudios científicos del IPCC de la ONU en materia de cambio climático, la gestión ambiental local y la construcción de Ecocomunas y Ecobarrios, se constituyen en las herramientas clave para enfrentar el cambio climático y asumir los desafíos de los problemas y conflictos socio-ambientales de nuestras comunas.

 

SCAM global y local

 

La gestión ambiental global –incluida la adaptación planetaria al cambio climático- tiene su sustento en la labor local. No hay gestión global que no tenga su fundamento en la gestión ambiental local. Ello lo señalan los propios científicos del IPCC: la adaptación local es la mejor forma de la adaptación global.

 

En esta misma línea de reflexión, podemos inferir que las certificaciones ambientales municipales y locales, se constituyen en la expresión específica de los procesos de certificaciones ambientales del nivel global.

 

Aunque existan certificaciones globales, como la ISO 14.001 (eficiencia ambiental), o la ISO 14.066 (huella de carbono) o la ISO 50001 (gestión de energía), aún no se ha creado sistema alguno de certificación ambiental municipal o social que estandarice este tipo de gestión. Ello debido a que los gobiernos locales o las organizaciones socio-ambientales, no son parte del sistema de mercado.

 

Por tanto, estamos ante un interregno inédito, novedoso e innovador: la certificación ambiental municipal no dispone aún de ISO.

 

La certificación ambiental municipal no es ISO, es ciudadana

 

En esta perspectiva, la certificación ambiental o, mejor dicho, la validación de un proceso de gestión ambiental municipal no necesariamente depende de la aprobación o calificación de una institucionalidad privada que la legitime. Depende, sobre todo, de la aprobación y validación de la ciudadanía del sector poblacional o ciudadano involucrado. En otras palabras, la certificación ambiental de un proyecto o gestión ambiental municipal depende del visto bueno de las comunidades involucradas en su entorno.

 

Por tanto, cuando hablamos del SCAM, la certificación y calificación ambiental de un municipio depende en gran medida de la validación que le otorga la comunidad de su entorno. Esta es la clave de todo proceso SCAM.

 

SCAM y Paulo Freire

 

Entonces, volviendo al principio, los gestores del SCAM, los auditores del SCAM, los docentes y capacitadores ambientales de los municipios y comunidades de los procesos SCAM, se constituyen en los educadores que también les corresponde ser educados.

 

En concreto, ello significa estar dispuestos a también ser educados por los educandos, sean funcionarios municipales o los integrantes de las organizaciones socio-ambientales de las comunas.

 

En concreto, ello implica desarrollar un proceso co-laborativo, una actividad colectiva de seguimiento y continuidad de un proceso pedagógico ambiental que no se acaba con el cierre del curso o la entrega de diplomas, sino que se proyecta en el tiempo y en el espacio.

 

Hoy, cuando en Chile estamos inaugurando procesos nuevos como la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) –tema integrante e indispensable en los Cursos PEAM-, es más que nunca indispensable introducir sistemas y mecanismos de acompañamiento que involucre a funcionarios municipales, autoridades, ciudadanía, ONGs ambientales y actores económicos en procesos socio-ambientales de generación de territorios sustentables, sean Ecocomunas o Ecobarrios.

 

Cambio climático y crisis actual

 

Antes de terminar esta nota, no podemos desligar el SCAM y el Curso PEAM de las alarmantes informaciones que provienen de los efectos de las heladas en la agricultura chilena, y de las preocupantes constataciones que los científicos del IPCC han publicado este 27 de septiembre pasado.

 

Estamos ante una crisis que, como toda crisis, tiene sus altibajos. Y hoy les toca el turno a los agricultores de la zona central de Chile, debido a las heladas que, como expresión de los climas extremos que genera el cambio climático global, están padeciendo una severa pérdida de sus cultivos.

 

Como lo hemos visto en nuestros cursos del PEAM, el cambio climático nos pronostica para el 2100, según el 5º Informe del IPCC, un aumento de un 4,8°C de la temperatura global; y, según los científicos de la U. de Chile, en nuestro país podría tener un aumento de hasta 5,2°C.

 

Del mismo modo como lo hemos abordado en los cursos PEAM, la EAE debe prevenirnos de los escenarios futuros más complejos en materia ambiental y del cambio climático, a fin de adoptar las medidas estratégicas de adaptación más apropiadas. Por ejemplo, hoy en el senado se debate un presupuesto fiscal 2014 con un monto de US$600 millones de libre disponibilidad para casos que lo ameriten, como las emergencias. Y, sin embargo, los costos que se evalúan de las presentes heladas en la agricultura ya ascienden entre unos US$1.000 y US$1.500 millones. ¿Acaso la crisis climática no ameritaría un fondo de libre disponibilidad mucho mayor para 4 años? ¿Acaso no habría que crear un fondo especial para adaptación al cambio climático? ¿Estamos realmente siendo conscientes de los costos del cambio climático y sus severos impactos?

 

Gracias

 

Les agradecemos a los participantes del proceso educativo ambiental de La Florida, del mismo modo como le agradecemos a los de Lampa, Lo Espejo, El Carmen, entre otros municipios, la oportunidad que nos brindan para aprender de sus experiencias y para trabajar juntos todos estos temas (ver programa). Es, como lo indicamos en La Florida, un aprendizaje del alma. (FIN)

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