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Luis Alberto Gallegos

COP 20: Acercándose la hora de las decisiones

Lima, Perú, viernes 5 de diciembre de 2014, por Luis Alberto Gallegos, editorial Boletín GAL.-  Los resultados del V Informe del IPCC están a un paso de ver cristalizados sus expectativas de que se produzcan avances importantes en materia política en la COP 20.

 

Estos cálidos días de sesiones de la COP 20 en su primera semana de trabajo, han sido de largas y tediosas negociaciones de los equipos técnicos sobre platas, es decir, respecto a los diversos recursos que se han venido acumulando en estos últimos años, a los destinos que se les ha dado y se les darán, así como a los criterios que las delegaciones le otorgan para definir el apoyo a los rubros de mitigación y adaptación, para los países en vías de desarrollo, los más vulnerables y en mayor riesgo ante el cambio climático.

 

En paralelo, las autoridades de la ONU, de la UNFCCC y de Perú no han perdido ocasión de insistir en la necesidad de decisiones políticas ambiciosas y en la urgencia de no perder una nueva oportunidad de oro para arribar a un documento que sea la base del nuevo Acuerdo de París. Desde diversas tribunas los responsables de una COP 20 exitosa, se la han jugado por generar condiciones optimistas, razonables y viables para que la semana próxima se constituya en el tan esperado momento de consensos entre los ministros, gobernantes y jefes de Estado, para una luz verde que nos acelere el paso a la COP 21 de Francia.

 

La semana entrante es clave. Dos serían los puntos que producen ruido y sobre los cuales las delegaciones de los países deben avanzar sustancialmente.

 

Uno primero reside en los términos de la reducción de emisiones de los países desarrollados. Diversas señales apuntan a que el rango que ha planteado el IPCC de que debe reducirse entre 40% y el 60% para el 2020, se puede constituir en una contundente demanda y exigencia de diversos conglomerados como la Unión Europea, los países insulares, África y muy probablemente América Latina. Por cierto, la sociedad civil y sus diversos estamentos, también adheriría esta propuesta. Sería la mejor opción para mantener el aumento de la temperatura global sin cruzar el umbral de los 2°C.

 

El nudo en esta materia se resume en si los EEUU se sumarán a esta tendencia o no; recordemos que el presidente Obama se ha comprometido a reducir entre 26% y 28% de sus emisiones para el 2025. También es incierto de si el mayor emisor del planeta de GEI, China, se adheriría a la propuesta del IPCC. Este país ha asumido expresamente una reducción del 40%, para el 2030. De confirmarse que estas dos potencias y mayores emisores del Planeta se comprometen a lo planteado por los científicos climáticos, es muy posible que los demás países desarrollados opten por no excluirse de esta tendencia. Este tema de agenda de la COP 20 es, sin duda alguna, un proceso complejo y no exento de tira y aflojes y de responsabilidades diferenciadas para cada caso.

 

Un segundo punto clave está relacionado con el grado de compromiso, voluntariedad u obligatoriedad de los acuerdos. La Unión Europea se la ha jugado porque los acuerdos de la COP 20 y la COP 21 se adopten de modo vinculante, advirtiendo de la poca credibilidad que tendría un acuerdo no obligatorio. Los EEUU y China no se han manifestado sobre este tema. Brasil, en tanto, ha propuesto su estrategia de convergencia concéntrica que combina obligatoriedad de reducción de emisiones para los países desarrollados, y progresividad para los países en desarrollo. Los demás actores tendrían sus aprensiones para acuerdos vinculantes o no lo han expresado o el escenario de la COP 20 para este tipo de decisión aún no está lo suficientemente maduro.

 

Finalmente, un aspecto fundamental es el rol de la sociedad civil en la COP 20. De las diversas manifestaciones que se hicieron presentes en esta Cumbre, la más relevante es la drástica exigencia a la ONU que el Fondo Verde del Clima sea usado efectivamente para apoyar a los países vulnerables al cambio climático, y no que se convierta en subsidios a industrias bajas en carbono, tal como Japón pretende realizar. En este sentido, el rol de severo y atento observador del proceso de negociaciones en esta Cumbre por parte de la ciudadanía global, es decisivo.

 

Pero la madre de todas las batallas ciudadanas climáticas está por venir esta semana próxima, cuando se inicie este lunes 8 la Cumbre de los Pueblos y se realice la Marcha Mundial por Justicia Climática del miércoles 10 de diciembre.

 

Desde este lunes próximo la COP 20 dejará probablemente la laxitud que ha mostrado en la semana transcurrida y se convertirá eventualmente en el foco del huracán global de los debates políticos, decisiones estratégicas y movilizaciones sociales de fondo. Muy entretenido y crucial para la humanidad. (FIN). 

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