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Luis Alberto Gallegos

Todas las formas de gestión globales y locales contra el cambio climático

Santiago, Chile, viernes 9 de enero de 2015, por Luis Alberto Gallegos, editorial Boletín GAL.- Parafraseando aquella expresión de “todas las formas de lucha” contra la dictadura en aquellos épicos episodios de nuestra historia Patria, hoy ella nos inspira para enfrentar a un enemigo distinto, pero igual o peor de letal, el cambio climático.

 

En estos nuevos modernos episodios de usar todas las herramientas disponibles contra el calentamiento global, hay tres componentes: el diplomático, el político y el social.

 

En el primer caso, el diplomático, el gobierno de Chile ha tenido un manejo sorprendentemente acertado. Sostener y defender en las cumbres climáticas el principio de las “responsabilidades comunes aunque diferenciadas”, ha sido una de las banderas exitosas de nuestra diplomacia en la COP 20. La preservación de este punto era clave y marcó el debate de esta cumbre en sus horas finales. Sin su reposición –que fue defendida por los países en desarrollo, a “capa y espada” ante su eliminación por los países desarrollados en el documento final-, no hubiera sido posible una COP 20 como la que resultó; hubiera sido peor. Ello, también, gracias al apoyo de la Asociación Independiente de América Latina y El Caribe (AILAC) y del bloque de Like Minded Development Countries (LMDC por sus siglas en inglés), de 48 países agrupados en el bloque de “países menos desarrollados”, con los que Chile supo articular alianzas.

 

En el segundo caso, el político, la estrategia se amplía y complejiza incluyendo ya no solo a los gobiernos, sino a una multitud de organizaciones nacionales, internacionales y locales, donde cada una tiene su propia visión, misión y objetivo específico. En este caso, naturalmente, las alianzas al hacerse necesariamente más amplias son más complejas. El tema fundamental en esta esfera política es sobre las decisiones vinculantes que deben asumir los gobiernos y jefes de Estado ante el cambio climático. Y ello no solo es un tema político, sino fundamentalmente refundacional para la ONU. Si la COP 21 y siguientes –entre otros eventos que se presenten-, logran política y jurídicamente comprometer a los 195 países en admitir la posibilidad de adoptar los acuerdos vinculantes, como forma de gobernabilidad global, estaremos avanzando un extraordinario paso adelante en materia no solo del cambio climático, sino fundamentalmente de democratización de la ONU y sus agencias.

 

Finalmente, desde la perspectiva social, el tema fundamental a dirimir en los eventos de este 2015 y en la COP 21, se refiere a democratizar los recursos financieros del Fondo Verde para el Clima, que hasta el momento ha obtenido US$10.200 millones en la COP 20 de Lima, de los US$100.000 comprometidos hasta el 2020. La directiva nombrada por la COP 20 ha acordado que la inversión en proyectos de hasta US$ 50 millones sea –desde el tercer cuatrimestre del 2015- para, en primer lugar, los países insulares, luego los de África y luego para los más vulnerables al cambio climático. Este tema socio económico tiene que ver básicamente con los recursos para mitigación y adaptación de las comunidades de los países en riesgo ante el calentamiento global. Y este tema no solo es tema de sus respectivos gobiernos, es un asunto de las sociedades civiles de cada uno de los países vulnerables que deben generar capacidades y fuerzas propias para acceder a estos fondos. Y, sobre todo, induce a producir asociatividades  intra nacionales, inter países, entre regiones y bloques de países en riesgo al cambio climático.

 

En este proceso diverso, simultáneo y coordinado, es posible que los países en desarrollo y los bloques que los representan, puedan presionar a las grandes potencias emisoras y conseguir logros importantes en la COP 21 y en los eventos previos que se desarrollarán este año 2015.

 

Es más, es posible que se pueda reformular el paradigma hasta ahora vigente de que los países líderes en las negociaciones globales sobre el cambio climático, sean siempre aquellos que simultáneamente son las grandes potencias económicas y enormes emisores de GEI. ¿Será posible que un sistema de alianzas globales entre los diversos bloques mundiales pudiera disputarle a los EEUU, China y UE, el liderazgo en la conducción de las cumbres futuras? Lo ocurrido en las horas finales de la COP 20 es una sana lección que debiéramos aprender a desplegar para París y las siguientes COP. (FIN)

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