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Luis Alberto Gallegos

Ciudadanía 2012: Los conflictos socio ambientales que se avecinan

Santiago, martes 3 de enero de 2012, por Luis Alberto Gallegos, editorial del Boletín GAL.-  En la parte I de esta entrega inferíamos que el escenario ciudadano de este 2012 se va configurando en como uno de los más complejos en Chile. Pero, a su vez, uno de los más interesantes, entretenidos y prometedores. Ello, válido para este país, pero también para América Latina.

 

En esta parte II veamos porqué es así desde la perspectiva ambiental, que es la que nos convoca en este medio electrónico. La óptica educacional y laboral las dejamos a sus propios gestores y comentaristas.

 

El 2011 ha dejado en Chile numerosos conflictos latentes o, como algunos lo prefieren catalogar, conflictos en proceso de maduración o maceración.

 

Entre los más relevantes tenemos el proyecto HidroAysén; el proyecto Alto Maipo de AES GENER en el Cajón del Maipo; la termoeléctrica Castilla en Punta Cachos al sur de Copiapó; el proyecto minero Pascua Lama; la contaminación de La Greda en la Bahía de Quintero; el proyecto Mina Invierno en Isla Riesco en Magallanes; la construcción  en el campo dunar de Concón; el proyecto hidroeléctrico Central de Pasada Mediterráneo en la comuna de Cochamó; el proyecto agroindustrial Agrosuper en la comuna de Freirina en el Valle del Huasco; los proyectos de termoeléctrica e hidroeléctrica en Pichidegua; y las modificaciones a la Ley de Pesca, entre otros. 

 

La mayoría de estos conflictos ambientales se refieren al tema energía.

 

Todos estos proyectos energéticos -más otros que están en carpeta- que generan estos conflictos, según datos del Ministerio de Energía cuadriplicarán las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) para el Chile del 2030, pasando de los 70 millones de toneladas de emisiones anuales actuales, a cerca de 300 millones. Es decir, la emisión anual per cápita de CO₂ saltaría de 4,3 a 17,6 toneladas. La matriz energética se carbonizaría más, la huella de carbono se dispararía y Chile se convertiría en un aportante global significativo de gases de efecto invernadero (GEI) que ocasionan el actual cambio climático.

 

Por cierto, hay otros problemas vinculados también al calentamiento global que podrían constituirse en conflictos ambientales: la sequía, la escasez y contaminación del agua.

 

La sequía actual está afectando a las comunidades de Coquimbo, Copiapó, Valparaíso, Elqui, Limarí, Choapa, Petorca, La Ligua, San Felipe, Quillota, Los Vilos, Quilpué, Polpaico, Til Til, Santo Domingo, San Antonio, Región del Maule, O'Higgins y del Bio Bio.

 

Según el Ministerio de Agricultura, este verano y el año 2012 serán complicados respecto a recursos hídricos. Las autoridades están creando planes de emergencia para abordar el déficit del agua. Pero no hay diseño de soluciones a largo plazo. Los propios incendios forestales tienen, en el fondo, el mismo origen, el calentamiento global que vulnerabiliza zonas de bosque nativo.

 

Este déficit hídrico en Chile tiene su explicación en el cambio climático antropogénico que el planeta actualmente atraviesa. Chile es un país de alto riesgo ante los efectos del cambio climático. Tal como lo señala Manuel Jara, Jefe de Fomento de la Comisión Nacional de Riego, la sequía “es la demostración de las consecuencias del cambio climático”.

 

A pesar que los medios de comunicación han silenciado o le han puesto sordina a este problema, el Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2008-2012, advierte hace años que, debido al cambio climático, habrá disminución de lluvias y sequía en la zona Central y Centro-Sur; habrá desertificación de tierras agrícolas, aumento de aridez en el norte y centro del país, hasta la Octava Región.

 

La Segunda Comunicación de Chile sobre cambio climático de julio del 2011 prevé una preocupante situación de disponibilidad hídrica en algunas cuencas, afectando la generación de electricidad, la provisión de agua potable y de actividades industriales, minería y agroindustriales.

 

Como observamos, nuestros reales o potenciales conflictos socio ambientales están vinculados directa o indirectamente al cambio climático. Pretender invisibilizarlos o “mirar para el lado” solo lo harán más graves.

 

Estamos ante un escenario si no catastrófico, muy difícil. Y debemos asumirlo: tenemos problemas y conflictos socio ambientales serios y complejos en este año 2012. Y la ciudadanía es la que recibe las peores consecuencias e impactos de ellos.

 

Arquitectura política unitaria

 

El vórtice de flujo de la mayoría de los problemas y conflictos socio ambientales hoy en Chile converge en el cambio climático. Sea en su calidad de emisores de GEI o de zona de impacto del calentamiento global, los proyectos de estos conflictos demandan una gestión eficiente por parte de los actores y decidores en su resolución a dos niveles: el político y el cultural.

 

La gestión ambiental en el nivel político ha tenido algunos logros importantes en casos muy focalizados, gracias a la perseverancia y acción ciudadana, como fue el caso de la gigantesca marcha de 80.000 personas contra HidroAysén y la relocalización de la termoeléctrica Barrancones en la localidad de Punta Choros en la Cuarta Región.

 

Sin embargo, en la mayoría de los conflictos la ciudadanía ambiental, pese a sus movilizaciones, protestas, marchas, campañas de comunicación y variadas formas de presión social, no ha podido producir los cambios necesarios en las políticas públicas de las grandes decisiones. A la ciudadanía ambiental le ha faltado fuerza política.

 

Y esta debilidad se puede entender quizá por que ha faltado una plataforma política que potencie, unifique y brinde una arquitectura estructural a un movimiento ambiental aún disperso, desagregado y desarticulado. En este sentido, quizá valdría la pena aprender del movimiento estudiantil y de su capacidad orgánica nacional que supo brindarle golpes contundentes a su oponente.

 

En este contexto, quizá el ambientalismo, en todas sus formas, temas, problemas, actores y territorios, deba adoptar modalidades más unitarias, eficaces, creativas e inteligentes de acción política de corto y mediano plazo.

 

Gestión cultural ambiental

 

Una reciente consulta ciudadana de la Universidad Andrés Bello señala que existe una incongruencia entre el discurso y la práctica ambiental cotidiana. Asimismo, una encuesta del 2011 del Instituto de Ecología Política realizada a dirigentes ambientales y funcionarios municipales, indica que el 30% reclama más información y educación ambiental.

 

En ambos casos estamos acusando recibo de una necesidad cultural a nivel ambiental. Del mismo modo que los conflictos socio ambientales que se avecinan podrían requerir para la obtención de éxitos y avances de una nueva arquitectura orgánica a nivel político, es probable que la ciudadanía también requiera -si es que se propone realmente incidir efectivamente en las políticas públicas sustentables-, de una nueva arquitectura cultural ambiental.

 

Es probable que estemos requiriendo nuevos instrumentos para ciudadanizar la ciencia y la cultura ambiental. Es probable que necesitemos hoy de renovadas formas de gestión del conocimiento colaborativo en el ámbito ambiental.

 

A nivel global los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU han hecho un excelente trabajo de fundamentar científicamente las causas y efectos del calentamiento global, y han dotado de un potente soporte de conocimiento para la adopción de políticas globales sobre este tema. Pero al parecer a nivel nacional aún hay un déficit en esta materia. No existe aún una cultura ambiental o climática lo suficientemente difundida. La educación ambiental aún es un desafío.

 

Finalmente, concordamos con Manuel Guzmán cuando señala que los efectos del cambio climático no sólo es detenerse en las partes por millón de CO₂ en la atmósfera, sino también hay que extender la mirada sobre los fundamentos culturales que han conducido a la humanidad a depender de los combustibles fósiles para su desarrollo. El tema ambiental sólo es un asunto técnico-científico, sino también cultural y ontológico.

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