Comentario a Pablo Cotarelo sobre: Cambio climático, ciencia y política
Santiago, Chile, martes 21 de octubre de 2014, por Luis Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Las ideas propuestas por Pablo Cotarelo en su artículo Ciencia y política, respecto al cambio climático, nos parece acertadas, aunque insuficientes.
Por cierto, es verídico lo que señala Cotarelo respecto a que los actores conservadores niegan el cambio climático y son financiados por las grandes corporaciones de combustibles fósiles, mientras los actores progresistas aceptan las conclusiones del IPCC.
No obstante, el proceso es más complejo. Las corporaciones de combustibles fósiles ahora emigran a las energías renovables no convencionales (ERNC), debido que la tasa de ganancia del sector energético a nivel global, percibe que el petróleo, gas y carbón ya no serán un buen negocio en las décadas siguientes.
Y más bien lo que está ocurriendo en los negocios energéticos globales es el abandono estratégico de los combustibles fósiles y la inversión en las ERNC y, específicamente, en los nuevos e insurgentes combustibles no convencionales denominados shale gas, gas pizarro o esquisto.
Hoy, estamos asistiendo a una alteración histórica en las inversiones energéticas. Si en la época de la revolución industrial, la novedad y expectativas de altas tasas de ganancias del gran capital era invertir en petróleo, gas y carbón, hoy la novedad es invertir en shale gas, ERNC y tecnología afín. Por ello es que, para el gran capital, utilizar el cambio climático a su favor, es un gran negocio.
En este sentido, la estrategia de los economistas ambientales que señala Cotarelo de “primero la economía y luego el medio ambiente”, no solo es falsa, sino que contraviene las leyes fundamentales del capitalismo vigente. Hoy, podemos decir, que para las grandes corporaciones, “la economía avanza al compás del medio ambiente”. No solo debido a considerar en los proyectos o megaproyectos la opiniones de las comunidades, según la OIT e instituciones internacionales, sino porque la energía de las ENRC resulta para las próximas décadas, más rentable que los combustibles fósiles. (FIN)
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