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Luis Alberto Gallegos

Boletin GAL 2102

Nº 2.102. Miércoles 10 de enero de 2018. Año XIII. Boletín Electrónico de Medio Ambiente. Santiago de Chile. Editor, Luis Alberto Gallegos Mendoza. Lectores(as): 33.091. Contacto: luisalbertogmz@gmail.com Móvil 9-63761205

RESUMEN

 

ESPECIAL: LOS PARADIGMAS EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL Y CLIMÁTICA (PARTE II)

 

EDITORIAL: ¿Qué es un algoritmo ambiental-climático y para qué sirve en la comunidad?

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Luis Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Un algoritmo es todo proceso o secuencia de pasos que deben realizarse para obtener un resultado, producto o meta de cualquier actividad humana.

 

Tratándose del medio ambiente, un algoritmo ambiental y/o climático es, por tanto, todo sistema ordenado de fases o actividades que se ejecutan en la gestión ambiental o climática para culminar en logros o cristalización de objetivos precisos y planificados.

 

Huertos Escolares

 

Por ejemplo, en la construcción de un huerto escolar, la FAO ha elaborado la siguiente guía que constituye el desarrollo del algoritmo respectivo:

 

¿En qué consiste crear un huerto escolar? Dirigir un proyecto de huerto

¿Quién nos ayudará? Dar participación a la familia y a la comunidad

¿Cuáles son los objetivos del huerto? Objetivos y principios

¿Por dónde hemos de comenzar? Despertar la conciencia ambiental

¿Qué necesita el huerto? La ubicación del huerto

¿Qué cultivaremos para comer? Mejorar la nutrición

¿Qué cultivaremos para vender? Horticultura comercial

¿Cómo se cultivan las plantas? Métodos de horticultura

¿Cómo comeremos los alimentos del huerto? Preparar, elaborar y promocionar los alimentos

¿Cuál es el Plan? Planificar el proyecto

¿Cómo empezar? Organizar el trabajo

¿Cómo continuar? Motivación y pertenencia

 

En esta experiencia, la FAO considera como objetivos “que las escuelas pueden contribuir mucho a los esfuerzos de los países para superar el hambre y la malnutrición, y que los huertos escolares pueden ayudar a mejorar la nutrición y la educación de los niños y de sus familias, tanto en las zonas rurales como en las urbanas. A este aspecto, es importante hacer hincapié en que los huertos escolares constituyen una plataforma de aprendizaje. El huerto escolar no debería ser considerado como una fuente de alimentos, rentas o ingresos, sino como un medio para mejorar la nutrición y la educación”.

 

Evaluación Ambiental Estratégica

 

Otro ejemplo de algoritmo ambiental lo encontramos en la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE), que “busca promover y acompañar, desde sus primeros pasos, la incorporación de consideraciones ambientales en Políticas Públicas y Planes con miras a impulsar la planificación sustentable en el país”.

 

En este sentido, el algoritmo se expresa en el Pensamiento Estratégico.

 

“El Pensamiento Estratégico dentro de la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) determina la perspectiva futura que se desea para una Política, Plan o Instrumento de Ordenamiento Territorial, a la vez que establece las bases sobre las que se realizarán todas las decisiones a futuro incorporando la sustentabilidad y el medioambiente dentro del mismo. Tiene que ver con la consecución de unos objetivos y la resolución de sus problemas inherentes, dentro de un marco contextual concreto. Es decir, es un conjunto de herramientas para conseguir lo que queremos, de la mejor forma y venciendo las dificultades. La EAE tiene la técnica que permite el desarrollo del pensamiento estratégico, ya que posee la capacidad de anticipación de los acontecimientos, visualizar un destino y construirlo, y alcanzar el futuro que se considera más conveniente para una persona, sociedad o territorio”.

 

En definitiva, el pensar estratégicamente es:

1. Saber adónde queremos llegar

2. Saber exactamente dónde estamos

3. Saber exactamente cómo llegamos

4. Monitorear y corregir el rumbo.

 

Utilidad para la comunidad

 

La utilidad que reporta el algoritmo es:

 

1. En la vida cotidiana el algoritmo es útil para resolver problemas.

2. Permitir fijar a priori el resultado esperado de un programa.

3. Permitir razonar (inductivamente) sobre el comportamiento de un programa (con respecto a su resultado).

4. Comparar el resultado esperado de un programa con el resultado de su comportamiento real.

 

Ejemplo de un algoritmo de utilidad permanente para las organizaciones socio ambientales o instituciones de gestión ambiental, es el flujograma.

 

Un flujograma o diagrama de flujo es una representación gráfica de un proceso o secuencia de fases. Sirve para graficar la programación de un proceso de conocimiento o de gestión práctica de una actividad. Un diagrama de flujo siempre tiene un único punto de inicio y un único punto de término.

 

Las acciones para diseño de un flujograma son:

1. Identificar las ideas o fases principales componentes del diagrama de flujo.

2. Definir qué objetivo se espera obtener del diagrama de flujo.

3. Identificar quién lo empleará y cómo.

4. Establecer el nivel de detalle requerido.

5. Determinar los límites del proceso a describir.

 

Las ventajas de un flujograma permiten la comprensión del proceso a través de mostrarlo como un dibujo. El cerebro humano reconoce fácilmente los dibujos. Un buen diagrama de flujo reemplaza varias páginas de texto. Además, permiten identificar los problemas y las oportunidades de mejora del proceso. Se identifican los pasos redundantes, los flujos de los re-procesos, los conflictos de autoridad, las responsabilidades, los cuellos de botella, y los puntos de decisión.

 

Ejemplo de un flujograma de gestión ambiental:

 

 

VER: http://luisalbertogmz.blogia.com/

 

Definición de Algoritmo

 

Berlín, Alemania, miércoles 10 de enero de 2018, Definición de Algoritmo.- En el contexto matemático, los algoritmos son una serie de normas o leyes específicas que hace posible la ejecución de actividades, cumpliendo una serie de pasos continuos que no le originen dudas a la persona que realice dicha actividad. Los algoritmos se pueden expresar de diversas formas: lenguaje natural, lenguaje de programación, pseudocódigo y diagramas de flujo. Los algoritmos se caracterizan porque: se definen de manera específica en cada paso. Su efectividad, esto significa que un sujeto puede realizar un algoritmo sin utilizar un ordenador y sus pasos son finitos. Por otra parte, se pueden clasificar de la siguiente manera: Según el sistema de signos: cualitativos y cuantitativos. Los algoritmos cualitativos son aquellos que se realizan por medio de las palabras, lo que quiere decir que las órdenes vienen dadas en forma verbal. Por ejemplo, una receta de cocina. Por su parte los algoritmos cuantitativos son aquellos que se realizan por medio de cálculos matemáticos. Por ejemplo, si se desea saber cuál es la raíz cuadrada de un número, se pueden aplicar algoritmos. Según su función: de ordenamiento, de búsqueda y de encaminamiento. Los algoritmos de ordenamiento son aquellos que llevan en orden los elementos que ingresan, dependiendo del orden numérico o léxico. Los algoritmos de búsqueda tratan de encontrar dentro de la lista que ingresa, algún elemento en especial que cumpla con las órdenes dadas. Y, por último, los algoritmos de encaminamiento, éstos deciden la manera de cómo se tendrá que transmitir la información que llega y cómo deben seguir los pasos establecidos. VER: http://conceptodefinicion.de/algoritmo/

 

¿Un algoritmo en el cerebro es la base de la inteligencia?

 

Georgia, EEUU, miércoles 10 de enero de 2018, Noticias de la Ciencia y la Tecnología.- Se estima que el cerebro humano posee típicamente unos 86.000 millones de neuronas y cada una tiene decenas de miles de sinapsis, lo que eleva a billones el número potencial de conexiones y comunicaciones entre ellas. ¿Cómo se puede organizar debidamente en el cerebro una cantidad colosal de conexiones como esta? Los neurocientíficos, así como los expertos en computación, se han sentido intrigados desde hace mucho tiempo por cómo es capaz el cerebro no solo de procesar información específica, como un ordenador, sino también, por encima incluso del hardware y software más sofisticados, de categorizarla y generalizarla dando lugar a conocimientos y conceptos abstractos. Muchos expertos especulan desde hace tiempo con la idea de que exista un principio de "diseño" básico a partir del cual se origine la inteligencia y evolucione el cerebro, de la misma manera que la doble hélice del ADN y los códigos genéticos son universales para innumerables organismos. En un nuevo estudio, el equipo del Dr. Joe Z. Tsien, neurocientífico de la Universidad de Augusta en Georgia, Estados Unidos, ha obtenido indicios bastante firmes de que el cerebro opera con arreglo a una lógica matemática sorprendentemente simple. Esta es la base de la Teoría de la Conectividad de Tsien, un principio fundamental sobre cómo nuestros miles de millones de neuronas se ensamblan y alinean no solo para adquirir conocimientos, sino también para sacar conclusiones de ellos. VER: http://noticiasdelaciencia.com/not/22253/-un-algoritmo-en-el-cerebro-es-la-base-de-la-inteligencia-/

 

¿Hay un algoritmo del aprendizaje en el cerebro humano?

 

Ciudad de México, México, miércoles 10 de enero de 2018, por Mariano Sigman, Fundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial en Universidad de Buenos Aires, Forbes México.- El cerebro calcula la diferencia entre lo que se espera y lo que se logra. Este algoritmo nos permite refinar el programa motor y, con ello, lograr un control mucho más preciso de nuestras acciones. ¿Descubriremos el “algoritmo” del aprendizaje en el cerebro humano dentro de los próximos 100 años? apareció originalmente en Quora: un lugar para adquirir y compartir conocimiento, y mejor entender el mundo. En mi opinión no hay un algoritmo de aprendizaje en el cerebro humano. Hay, de hecho, muchas maneras diferentes de aprender. El aprendizaje en el cerebro puede medirse cambiando patrones de expresión genética de una neurona, cambiando su forma, su membrana, su capacidad y también aumentando o disminuyendo la fuerza de las conexiones a otras neuronas y así sucesivamente … Esto es, creo un argumento general sobre el cerebro. Muchos neurocientíficos (incluyéndome a mí) soñarían con tener una descripción compacta y breve de cómo funciona el cerebro. De la misma manera que en la física tenemos leyes muy simples como F = ma o E = mc2 que describen cómo la materia se comporta y cambia, soñaríamos con tener un nivel similar de descripción para el cerebro. Pero esto no parece ser el caso, por todo lo que sabemos hasta ahora. Pero sí sabemos algunos algoritmos de aprendizaje y principios para el cerebro. Por ejemplo, una muy simple que ha sido muy eficaz para explicar muchos aspectos del aprendizaje se conoce como error de predicción. Por ejemplo: la manera en la que tu cerebro se mueve y controla tu brazo para alcanzar algo. Todos hacemos esto, pero ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo hemos aprendido los patrones de actividad neuronal que resultan en simples comportamientos cotidianos? VER: https://www.forbes.com.mx/hay-un-algoritmo-del-aprendizaje-en-el-cerebro-humano/

 

Informáticos y filólogos diseñan algoritmos para escribir una novela coherente

 

Madrid, España, miércoles 10 de enero de 2018, por José Manuel Blanco, El Diario.- Este libro lo han escrito mano a mano una persona y un robot. Una novela escrita en parte por un ordenador quedó recientemente finalista en un premio de narrativa de Japón. Es la última novedad de una tendencia que parece popularizarse: la de investigadores y aficionados que crean algoritmos para escribir narrativa u obras académicas. Hace unas semanas se falló en Japón el premio literario Nikkei Hoshi Shinichi, en honor a un famoso escritor local de ciencia ficción. Entre los finalistas, una obra de título enigmático: 'El día que un ordenador escribe una novela'. No podía ser más clara en su título, ya que fue un ordenador el que escribió el libro con ayuda de unos cuantos colegas de carne y hueso. El experimento estuvo comandado por un equipo de la Universidad de Hakodate. Los investigadores dieron a la inteligencia artificial palabras, frases o características para unos personajes determinados. El relato termina así: “Me retorcí de alegría, que experimenté por primera vez, y seguí escribiendo con entusiasmo. El día que una computadora escribió una novela. La máquina, dando prioridad a la búsqueda del placer propio, dejo de trabajar para los humanos”.

VER: http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/narrativa-novela-algoritmo-robots-inteligencia_artificial_0_507800409.html

 

¿Los algoritmos pueden crear nuevos hits musicales?

 

Nueva York, EEUU, miércoles 10 de enero de 2018, por Ludovic Hunter-Tilney, Financial Times, El Mostrador.- Los algoritmos tienen una mala reputación. Lo que alguna vez fue un oscuro término computacional utilizado para describir una secuencia de pasos para realizar una tarea, ha adquirido una siniestra connotación en la era de Grandes Datos. Imaginamos que los algoritmos nos enredan en una telaraña, que moldean nuestro comportamiento de manera invisible a medida que procesan información sobre nosotros, colocando a cada persona en su lugar en una red de tipos de personalidad comercializables. "Algorítmico" ha asumido el mismo significado peyorativo que "genérico" y "formulista". La música pop es particularmente propensa a generar tales sentimientos. Ed Sheeran es un "algoritmo del pop", de acuerdo con la crítica del New York Times de su nuevo álbum, "capaz de producir imitaciones razonables de una amplia gama de estilos". En una crítica de The Chainsmokers el año pasado, el sitio web de música Pitchfork dijo que el “tech-dúo” críticamente reprochado pero muy popular usa "un algoritmo delicadamente afinado" para escribir sus hits EDM. La observación no fue concebida como un cumplido: el álbum que estaban criticando recibió la sexta peor puntuación de Pitchfork en 2016. La sospecha de los algoritmos en el pop se conecta con dos grandes temas. Uno es el enfoque inspirado en la manufactura masiva de la producción musical, el modelo Motown donde los shows son estandarizados con el fin de atraer al mayor mercado posible. El otro es la invasión de la tecnología en la música, que a su vez continuamente provoca ansiedades sobre dónde termina el alcance de los seres humanos y comienza el de las máquinas. ¿Será que las cadencias computarizadas de la música moderna nos están llevando a la era post-humana? "La tecnología es humana", contesta el músico electrónico y artista digital Robert Henke. "Es un impulso humano querer crear una hermosa pieza de código informático que genere una hermosa pieza de música". VER: http://www.elmostrador.cl/agenda-pais/vida-en-linea/2017/03/25/los-algoritmos-pueden-crear-nuevos-hits-musicales/

 

La Música Serial y Sistemas de Composición Algorítmica

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Mario Mora, Lic. en Música, Compositor, Aparte.- La Composición Musical siempre ha estado ligada de una u otra manera a estructuras y procesos formales que contribuyen a la organización del material sonoro ; sea este tratado de una manera tradicional (intervalos, movimiento de voces, instrumentos claramente definidos y especificados, códigos musicales relativos a la tonalidad) o no tradicional (sonidos generados por medios artificiales, códigos musicales relativos a sistemas algorítmicos, instrumentos o timbres definidos y especificados por el propio compositor). Esto es algo que ha sido parte y esencia de la música desde los antiguos Griegos, quienes usaron las matemáticas para definir su sistema musical. Si consideramos a las leyes de la matemática como los formalismos, y las aplicaciones teóricas de números como los datos, podemos ver que la aplicación de datos en un proceso para llegar a un resultado es una simplificación de lo que vendría siendo un “algoritmo” y ha estado siempre presente en la música, donde los datos serían las notas musicales y los formalismos serían las reglas de la armonía y el contrapunto, esto es, en un sistema tonal. Este término (Algoritmo), que proviene de la informática suele definirse como “un sistema de reglas para solucionar un problema en un numero finito de pasos”. Aplicándolo al plano musical, podemos visualizar que el “problema” seria el “crear música”, y las instrucciones (es decir, el sistema de reglas) para crear esta música ya están predeterminadas; esto suele aplicarse en sistemas tradicionales y no-tradicionales, y sugiere además que la intervención humana en el proceso composicional en sí mismo puede ser minimizada una vez que el proceso es echado a andar. Ejemplos de esto los encontramos en la literatura contrapuntística, en el uso “controlado” del azar en la composición y en el serialismo integral. Podría decirse, inclusive, que estos ejemplos son también ejemplos de composición algorítmica sin el uso del computador. VER: https://aparte.cl/2017/07/04/la-musica-serial-y-sistemas-de-composicion-algoritmica/

 

Sociedad del Conocimiento y Educación: ¿Qué es lo que está en juego?

 

Buenos Aires, Argentina, miércoles 10 de enero de 2017, por Betiana Vargas, licenciada argentina en Psicopedagogía (UNRC), maestranda en Ciencias Sociales con orientación en Educación (Flacso), redactora-analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la), ALAI.- La entrada a la llamada Sociedad del Conocimiento se está produciendo de manera acelerada y vertiginosa. Infinidad de ejemplos pueden citarse para poder entender qué significa este estado en el que la caducidad es cuestión de segundos y lo obsoleto más que un estado se transforma en una permanencia. Desde experiencias cotidianas que muestran el avance de la tecnología como las maquinas que cargan saldo a las tarjetas de transporte público, función antes desarrolladas por trabajadores del servicio, o celulares que ya al retirar del envoltorio quedan retrasados a nuevos modelos lanzados al mercado. Y ejemplos de mayor complejidad que involucran operaciones precisas como es el caso de las innovaciones en materia agrícola con maquinarias de siembra directa, capaces de realizar las estimaciones de suelo y recomendaciones que antes eran competencias de profesionales expertos en el tema, o drones con identificadores faciales para uso militar. Lo cierto es que el conocimiento se transforma hoy en el principal factor de producción de valor y la educación, con su función fundamental en la distribución de los saberes, la cultura y, por lo tanto, en la formación y preparación de las nuevas generaciones, no puede permanecer ajena a este fenómeno. ¿Qué sujetos queremos formar?, ¿para qué sociedad? se tornan en las preguntas orientadoras que intentan acercarnos al nudo central de la cuestión que significa el qué y para qué de la escuela y de los sistemas educativos actuales. VER: https://www.alainet.org/es/articulo/190085

 

Basado en el funcionamiento cerebral chilenos desarrollan tecnología que permitiría a robots pensar como humanos

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Gonzalo Rojas Donoso y María Mercedes Barraza C. Agencia: Llambías Comunicaciones, El Mostrador.- Chilenos desarrollan tecnología que  permitiría a robots pensar como humanos. Estudios en computación neuromórfica permiten a Chile integrarse a un proyecto de carácter mundial. Investigación reúne a cinco centros de excelencia académica nacionales. La computación neuromórfica es un concepto nacido en los 90’s que combina biología, física, matemática, informática e ingeniería, para diseñar sistemas neuronales artificiales cuya arquitectura esté basada en el funcionamiento del sistema nervioso. En este contexto, un grupo de científicos chilenos, coordinado por el Dr. Tomás Pérez-Acle, investigador del Instituto Milenio Centro Interdisciplinario de Neurociencia -de la Universidad de Valparaíso- y director del laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia & Vida, están desarrollando nuevas tecnologías basadas en el funcionamiento del cerebro humano cuyas aplicaciones permitirían, en el futuro, que los robots tengan capacidades cognitivas similares a las personas. El biólogo computacional destaca que se trata de un proyecto fundamental para generar avances en inteligencia artificial. “Este tipo de iniciativas buscan crear el conocimiento científico necesario para desarrollar máquinas que piensen como lo hace un cerebro humano. Éste es un paso fundamental para desarrollar robots que sean capaces de poseer conciencia de sí mismos”. Pérez-Acle asegura que el proyecto, financiado por la Oficina de Investigación de la Fuerza Aérea de USA (AFOSR), permite a nuestro país insertarse en la línea más avanzada de investigación en este campo: “Es una tecnología que está desarrollándose a nivel mundial hace muy pocos años. Con este proyecto nos estamos montando en el tren del desarrollo tecnológico justo al momento de salir de la estación”. Dentro de la investigación participan, además, científicos del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI - UChile), del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, Gero Chile (UChile), del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (USACH), del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (UNAB) y del Centro de Investigación en Nanotecnología y Materiales Avanzados (CIENUC, PUC) quienes desde sus respectivas especialidades realizan un trabajo colaborativo y transdisciplinario que aporta al conocimiento y avance en el campo de la computación neuromórfica. VER: http://www.elmostrador.cl/cultura/2017/12/29/chilenos-desarrollan-tecnologia-que-permitiria-a-robots-pensar-como-humanos/

 

García Márquez: Literatura, música y algoritmos

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Luis Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Toda actividad humana está guiada por movimientos, procedimientos y metas. Todo acto, desde el más básico, sencillo o doméstico –como preparar el desayuno-, hasta el más complejo o especializado –como el crear software- se orienta mediante protocolos o sistemas preestablecidos. A esta estructura se le denomina algoritmo. Es decir, “los algoritmos son una serie de normas o leyes específicas que hace posible la ejecución de actividades, cumpliendo una serie de pasos continuos que no le originen dudas a la persona que realice dicha actividad” (http://conceptodefinicion.de/algoritmo/). La mejor forma de visualizar este proceso es mediante el diagrama de flujos que se utiliza para graficar diversas iniciativas, proyectos o disciplinas. En tanto que el algoritmo es un concepto sistémico universal, su despliegue y desarrollo tiene plena vigencia en las ciencias matemáticas, físicas, químicas, sociales, informáticas, ambientales, políticas, entre otras.  Se trata de un paradigma transversal y multidisplinario con las mismas características de aplicabilidad que el Paradigma de Lasswell, o el Paradigma de la Entropía, para citar dos casos. VER: file:///C:/Users/ZHNB2/Downloads/24367-24386-1-PB%20(7).PDF

 

García Márquez y la música: Contar cantando (De los cantos vallenatos a las seis suites para chelo solo de Bach)

 

Bogotá, Colombia, miércoles 10 de enero de 2018, por Juan Gustavo Cobo Borda, Blog.- En los últimos años, Gabriel García Márquez ha reconocido, cada vez con más frecuencia, el papel decisivo de la música, tanto en su vida como en su obra. Se puede, incluso, establecer un catálogo de sus preferencias que arrancaría de los cantos vallenatos, pasaría por boleros como «Franqueza» de la mexicana Consuelo Velásquez y llegaría a Bach: las Suites para chelo solo, en la versión de Maurice Gendron y no, por simples razones técnicas de antigüedad, las de Pau Casals. Se pueden también conocer, en sus propias palabras, los vastos horizontes de lo que pudiéramos llamar su dominio musical: Tengo más discos que libros, pero muchos amigos, sobre todo los más intelectuales, se sorprenden de que la lista en orden alfabético no termine con Vivaldi. Su estupor es más intenso cuando descubren que lo que viene después es una colección de música del Caribe —que es, de todas, excepción, la que más me interesa—. Desde las canciones ya históricas de Rafael Hernández y el Trío Matamoros, los tamboritos de Panamá, los polos de la isla Margarita, en Venezuela, o los merengues de Santo Domingo. Y, por supuesto, la que más ha tenido que ver con mi vida y con mis libros: los cantos vallenatos de la costa del Caribe de Colombia. (Notas de prensa 1980-1984, pág. 345). VER: file:///C:/Users/ZHNB2/Downloads/24367-24386-1-PB%20(7).PDF

 

Gabriel García Márquez y la Música: 10 canciones inspiradas

 

Bogotá, Colombia, miércoles 10 de enero de 2018, por David de Dorian, Blog sobre poesía, artículos literarios, música, miscelánea.- Hablemos de Gabriel García Márquez y la música inspirada en su obra... “Lo único mejor que la música es hablar de música” (GGM). Gabriel García Márquez nos ha dejado un legado impresionante y una influencia cultural poderosa que, sin duda, seguirá irradiando de forma decisiva. Sin embargo, su notable influjo no se ha hecho notar exclusivamente en el mundo de las letras. El Nobel 82, que se consideraba un “melómano empedernido”, fan de los Beatles y apasionado de Debussy, ha influido más allá de lo literario y sus obras y personajes han inspirado a un buen número de músicos y artistas que han plasmado en sus composiciones, desde canciones pop o folclore a la ópera, su visión propia del trabajo de este maestro de la literatura universal. Aquí una muestra de 10 magníficas piezas basadas en la obra del genio colombiano. VER: http://www.rocknblogsuicide.com/2014/04/gabriel-garcia-marquez-y-la-musica-10.html

 

Manojo de algoritmos

 

Buenos Aires, Argentina, miércoles 10 de enero de 2018, por Mariano Gistaín, Letras Libres.- Eres un conjunto de algoritmos, resígnate. En el cuento “La tercera resignación”, de Gabriel García Márquez, un muerto crece en su caja, consciente de que lo roen los ratones en la muerte inmóvil (pero viva). Yuval Noah Harari, en Homo Deus, declara que estamos compuestos por algoritmos. Hay un párrafo al principio de El autómata insurrecto, de Edgar Prieto Nagel (en Google Books): “Hoy sabemos que la materia se autoorganiza en base a algoritmos ciegos.” Esto encaja con el fervor por el método barato para editar el ADN, CRISPR, y en el éxito del big data. Harari predice que el big data será la próxima religión, el dogma, pues los humanos necesitamos siempre un relato, una narración que dé sentido a las cosas que hacemos (o que nos hacen hacer los algoritmos). Un algoritmo, a pesar de ese nombre crispado (CRISPRado), es una secuencia de instrucciones para hacer algo: abre la nevera, saca la leche, viértela en un vaso, ponla en el micro, dale veinte segundos: ya. Un conjunto de programillas ensamblados en capas, a golpes de evolución, a trozos. Eso, bien compactado, nos gana al ajedrez, al Go, a conducir, a entender los trillones de datos que son carne de su carne (bit de su bit, o qbit de su qbit). Es así: los coches van solos, con el chófer (qué palabra) vigilando, por si acaso. Por si falla el algoritmo. Que no falla. Le hemos quitado al algoritmo la capa de conciencia, que era la que distraía al conductor. Cuando todos los coches sean autónomos todos sabrán dónde están todos. El atasco en la autopista del cuento de Cortázar no podrá producirse. VER: http://www.letraslibres.com/espana-mexico/revista/manojo-algoritmos

 

Ejemplo de Algoritmo narrativo

 

Bogotá, Colombia, miércoles 10 de enero de 2018, por Redacción Ejemplode.com, año 2017.- Un algoritmo narrativo es un conjunto de instrucciones que permite realizar en forma lógica un trabajo literario. Los manuales de usuario, o instructivos son algoritmos narrativos y son es una serie de lineamientos que nos permiten realizar la narración en la forma más clara y conforme a las reglas de escritura. Las reglas algorítmicas, pueden variar, tal y como se realiza en un instructivo, adecuándose al tema en específico, en forma original. El algoritmo también se presenta en las matemáticas y en la informática. Ejemplo de algoritmo narrativo: VER: http://www.ejemplode.com/41-literatura/3050-ejemplo_de_algoritmo_narrativo.html

 

La Belleza Orgánica tras los Algoritmos Musicales

 

Buenos Aires, Argentina, miércoles 10 de enero de 2018, por Marcos Martínez, Dedicado a E., por hacerme entender el amor a la música de un modo diferente, abierto y menos racional, La Piedra de Sísifo.- Una alfombra tridimensional e invisible de vectores orgánicos que rotan y se retuercen sobre sí mismos, virando su sentido con el tiempo a medida que quien escucha avanza a través de la siguiente pista, vibrando con las notas que los recorren y peinados mediante un cálculo basado en las sensaciones de quien presta atención al sonido. Únicos para cada persona, definidos con el poder de las matemáticas en base a las emociones. Estructuras congeladas en tiempos breves que fluyen en cuanto corren los segundos. Es casi una obra de arte que no podemos ver, oler o acariciar. Es un algoritmo. Si te apasiona la música, es posible que este artículo te guste. Pero, en base a una conversación que tuve al respecto hace días, también es posible que acabes asqueado por su discurso. ¡La música se siente, no se calcula!, escucho en mi cabeza con una voz que finge enfado. Pero yo me pregunto, ¿por qué no ambos? ¿Y si los algoritmos que predicen la siguiente canción para ti encerrasen cierta belleza? ¿Por qué no ser eso mismo un arte efímero saturado de números? VER: http://lapiedradesisifo.com/2017/09/25/la-belleza-organica-tras-los-algoritmos-musicales/

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DESARROLLO DE NOTICIAS

 

ESPECIAL: LOS PARADIGMAS EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL Y CLIMÁTICA (PARTE II)

 

EDITORIAL: ¿Qué es un algoritmo ambiental-climático y para qué sirve en la comunidad?

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Luis Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Un algoritmo es todo proceso o secuencia de pasos que deben realizarse para obtener un resultado, producto o meta de cualquier actividad humana.

 

Tratándose del medio ambiente, un algoritmo ambiental y/o climático es, por tanto, todo sistema ordenado de fases o actividades que se ejecutan en la gestión ambiental o climática para culminar en logros o cristalización de objetivos precisos y planificados.

 

Huertos Escolares

 

Por ejemplo, en la construcción de un huerto escolar, la FAO ha elaborado la siguiente guía que constituye el desarrollo del algoritmo respectivo:

 

¿En qué consiste crear un huerto escolar? Dirigir un proyecto de huerto

¿Quién nos ayudará? Dar participación a la familia y a la comunidad

¿Cuáles son los objetivos del huerto? Objetivos y principios

¿Por dónde hemos de comenzar? Despertar la conciencia ambiental

¿Qué necesita el huerto? La ubicación del huerto

¿Qué cultivaremos para comer? Mejorar la nutrición

¿Qué cultivaremos para vender? Horticultura comercial

¿Cómo se cultivan las plantas? Métodos de horticultura

¿Cómo comeremos los alimentos del huerto? Preparar, elaborar y promocionar los alimentos

¿Cuál es el Plan? Planificar el proyecto

¿Cómo empezar? Organizar el trabajo

¿Cómo continuar? Motivación y pertenencia

 

En esta experiencia, la FAO considera como objetivos “que las escuelas pueden contribuir mucho a los esfuerzos de los países para superar el hambre y la malnutrición, y que los huertos escolares pueden ayudar a mejorar la nutrición y la educación de los niños y de sus familias, tanto en las zonas rurales como en las urbanas. A este aspecto, es importante hacer hincapié en que los huertos escolares constituyen una plataforma de aprendizaje. El huerto escolar no debería ser considerado como una fuente de alimentos, rentas o ingresos, sino como un medio para mejorar la nutrición y la educación”.

 

Evaluación Ambiental Estratégica

 

Otro ejemplo de algoritmo ambiental lo encontramos en la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE), que “busca promover y acompañar, desde sus primeros pasos, la incorporación de consideraciones ambientales en Políticas Públicas y Planes con miras a impulsar la planificación sustentable en el país”.

 

En este sentido, el algoritmo se expresa en el Pensamiento Estratégico.

 

El Pensamiento Estratégico dentro de la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) determina la perspectiva futura que se desea para una Política, Plan o Instrumento de Ordenamiento Territorial, a la vez que establece las bases sobre las que se realizarán todas las decisiones a futuro incorporando la sustentabilidad y el medioambiente dentro del mismo. Tiene que ver con la consecución de unos objetivos y la resolución de sus problemas inherentes, dentro de un marco contextual concreto. Es decir, es un conjunto de herramientas para conseguir lo que queremos, de la mejor forma y venciendo las dificultades. La EAE tiene la técnica que permite el desarrollo del pensamiento estratégico, ya que posee la capacidad de anticipación de los acontecimientos, visualizar un destino y construirlo, y alcanzar el futuro que se considera más conveniente para una persona, sociedad o territorio”.

 

En definitiva, el pensar estratégicamente es:

1. Saber adónde queremos llegar

2. Saber exactamente dónde estamos

3. Saber exactamente cómo llegamos

4. Monitorear y corregir el rumbo.

 

Utilidad para la comunidad

 

La utilidad que reporta el algoritmo es:

 

1. En la vida cotidiana el algoritmo es útil para resolver problemas.

2. Permitir fijar a priori el resultado esperado de un programa.

3. Permitir razonar (inductivamente) sobre el comportamiento de un programa (con respecto a su resultado).

4. Comparar el resultado esperado de un programa con el resultado de su comportamiento real.

 

Ejemplo de un algoritmo de utilidad permanente para las organizaciones socio ambientales o instituciones de gestión ambiental, es el flujograma.

 

Un flujograma o diagrama de flujo es una representación gráfica de un proceso o secuencia de fases. Sirve para graficar la programación de un proceso de conocimiento o de gestión práctica de una actividad. Un diagrama de flujo siempre tiene un único punto de inicio y un único punto de término.

 

Las acciones para diseño de un flujograma son:

1. Identificar las ideas o fases principales componentes del diagrama de flujo.

2. Definir qué objetivo se espera obtener del diagrama de flujo.

3. Identificar quién lo empleará y cómo.

4. Establecer el nivel de detalle requerido.

5. Determinar los límites del proceso a describir.

 

Las ventajas de un flujograma permiten la comprensión del proceso a través de mostrarlo como un dibujo. El cerebro humano reconoce fácilmente los dibujos. Un buen diagrama de flujo reemplaza varias páginas de texto. Además, permiten identificar los problemas y las oportunidades de mejora del proceso. Se identifican los pasos redundantes, los flujos de los re-procesos, los conflictos de autoridad, las responsabilidades, los cuellos de botella, y los puntos de decisión.

 

Ejemplo de un flujograma de gestión ambiental:

 

 

VER: http://luisalbertogmz.blogia.com/

 

Definición de Algoritmo

 

Berlín, Alemania, miércoles 10 de enero de 2018, Definición de Algoritmo.- En el contexto matemático, los algoritmos son una serie de normas o leyes específicas que hace posible la ejecución de actividades, cumpliendo una serie de pasos continuos que no le originen dudas a la persona que realice dicha actividad. Los algoritmos se pueden expresar de diversas formas: lenguaje natural, lenguaje de programación, pseudocódigo y diagramas de flujo.

 

Los algoritmos se caracterizan porque: se definen de manera específica en cada paso. Su efectividad, esto significa que un sujeto puede realizar un algoritmo sin utilizar un ordenador y sus pasos son finitos. Por otra parte, se pueden clasificar de la siguiente manera:

 

Según el sistema de signos: cualitativos y cuantitativos. Los algoritmos cualitativos son aquellos que se realizan por medio de las palabras, lo que quiere decir que las órdenes vienen dadas en forma verbal. Por ejemplo, una receta de cocina. Por su parte los algoritmos cuantitativos son aquellos que se realizan por medio de cálculos matemáticos. Por ejemplo, si se desea saber cuál es la raíz cuadrada de un número, se pueden aplicar algoritmos.

 

Según su función: de ordenamiento, de búsqueda y de encaminamiento. Los algoritmos de ordenamiento son aquellos que llevan en orden los elementos que ingresan, dependiendo del orden numérico o léxico. Los algoritmos de búsqueda tratan de encontrar dentro de la lista que ingresa, algún elemento en especial que cumpla con las órdenes dadas. Y, por último, los algoritmos de encaminamiento, éstos deciden la manera de cómo se tendrá que transmitir la información que llega y cómo deben seguir los pasos establecidos.

 

De igual manera se encuentran los algoritmos computacionales, estos se realizan mediante la utilización de un computador. Y los no computacionales que son aquellos que no requieren de un ordenador. Por ejemplo, cuando se instala un equipo de video.

 

Es importante resaltar la importancia de los algoritmos ya que representa un elemento básico para las matemáticas, la informática, la robótica, ya que a través de ellos se logra un ordenamiento de ideas. Ellos conducen a la correcta ejecución de actividades y a un orden de ideas, relacionadas con cualquier aspecto. VER: http://conceptodefinicion.de/algoritmo/

 

¿Un algoritmo en el cerebro es la base de la inteligencia?

 

Georgia, EEUU, miércoles 10 de enero de 2018, Noticias de la Ciencia y la Tecnología.- Se estima que el cerebro humano posee típicamente unos 86.000 millones de neuronas y cada una tiene decenas de miles de sinapsis, lo que eleva a billones el número potencial de conexiones y comunicaciones entre ellas. ¿Cómo se puede organizar debidamente en el cerebro una cantidad colosal de conexiones como esta?

 

Los neurocientíficos, así como los expertos en computación, se han sentido intrigados desde hace mucho tiempo por cómo es capaz el cerebro no solo de procesar información específica, como un ordenador, sino también, por encima incluso del hardware y software más sofisticados, de categorizarla y generalizarla dando lugar a conocimientos y conceptos abstractos.

 

Muchos expertos especulan desde hace tiempo con la idea de que exista un principio de "diseño" básico a partir del cual se origine la inteligencia y evolucione el cerebro, de la misma manera que la doble hélice del ADN y los códigos genéticos son universales para innumerables organismos.

 

En un nuevo estudio, el equipo del Dr. Joe Z. Tsien, neurocientífico de la Universidad de Augusta en Georgia, Estados Unidos, ha obtenido indicios bastante firmes de que el cerebro opera con arreglo a una lógica matemática sorprendentemente simple.

 

Esta es la base de la Teoría de la Conectividad de Tsien, un principio fundamental sobre cómo nuestros miles de millones de neuronas se ensamblan y alinean no solo para adquirir conocimientos, sino también para sacar conclusiones de ellos.

 

Tsien publicó por vez primera esta teoría en un ensayo breve en octubre de 2015, en la revista académica Trends in Neuroscience. Ahora, él y sus colegas han documentado el algoritmo que parece funcionar en siete diferentes regiones cerebrales implicadas en esas cuestiones básicas, en ratones y hámsteres. Los resultados de su trabajo se han publicado en la revista académica Frontiers in Systems Neuroscience.

 

Para que sea un principio universal, necesita estar operando en muchos circuitos neurales, así que Tsien y sus colaboradores seleccionaron siete regiones cerebrales distintas y han encontrado firmes indicios de que este principio universal opera en todas ellas.

 

Esta fascinante línea de investigación está justo en su inicio. Ahora habrá que explorar con más detalle este aparente y muy intrigante "algoritmo de la inteligencia". VER: http://noticiasdelaciencia.com/not/22253/-un-algoritmo-en-el-cerebro-es-la-base-de-la-inteligencia-/

 

¿Hay un algoritmo del aprendizaje en el cerebro humano?

 

Ciudad de México, México, miércoles 10 de enero de 2018, por Mariano Sigman, Fundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial en Universidad de Buenos Aires, Forbes México.- El cerebro calcula la diferencia entre lo que se espera y lo que se logra. Este algoritmo nos permite refinar el programa motor y, con ello, lograr un control mucho más preciso de nuestras acciones.

 

¿Descubriremos el “algoritmo” del aprendizaje en el cerebro humano dentro de los próximos 100 años? apareció originalmente en Quora: un lugar para adquirir y compartir conocimiento, y mejor entender el mundo.

 

En mi opinión no hay un algoritmo de aprendizaje en el cerebro humano. Hay, de hecho, muchas maneras diferentes de aprender. El aprendizaje en el cerebro puede medirse cambiando patrones de expresión genética de una neurona, cambiando su forma, su membrana, su capacidad y también aumentando o disminuyendo la fuerza de las conexiones a otras neuronas y así sucesivamente … Esto es, creo un argumento general sobre el cerebro. Muchos neurocientíficos (incluyéndome a mí) soñarían con tener una descripción compacta y breve de cómo funciona el cerebro. De la misma manera que en la física tenemos leyes muy simples como F = ma o E = mc2 que describen cómo la materia se comporta y cambia, soñaríamos con tener un nivel similar de descripción para el cerebro. Pero esto no parece ser el caso, por todo lo que sabemos hasta ahora.

 

Pero sí sabemos algunos algoritmos de aprendizaje y principios para el cerebro. Por ejemplo, una muy simple que ha sido muy eficaz para explicar muchos aspectos del aprendizaje se conoce como error de predicción. Por ejemplo: la manera en la que tu cerebro se mueve y controla tu brazo para alcanzar algo. Todos hacemos esto, pero ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo hemos aprendido los patrones de actividad neuronal que resultan en simples comportamientos cotidianos?

 

Al intentar mover el brazo por primera vez para alcanzar algo, un bebé explora un amplio repertorio de comandos neuronales. Algunos, por casualidad, resultan ser eficaces. Después este mecanismo se vuelve más refinado y para los comandos neuronales que se han seleccionado el cerebro genera una expectativa de éxito, lo que permite a los alumnos simular las consecuencias de sus acciones sin tener que llevarlas a cabo, o los futbolistas que no corren tras el balón porque saben que no pueden alcanzarlo.

 

El cerebro calcula la diferencia entre lo que se espera y lo que se logra. Este algoritmo nos permite refinar el programa motor y, con ello, lograr un control mucho más preciso de nuestras acciones. Así es como nuestro cerebro aprende a jugar tenis o un instrumento. Este mecanismo de aprendizaje es tan eficiente que se convirtió en moneda común en el mundo de los autómatas y la Inteligencia Artificial. Un drone aprende a volar literalmente, y un robot a jugar al ping-pong, utilizando este procedimiento, que es tan simple como es eficaz.

 

Éste es un algoritmo de aprendizaje dentro del cerebro humano que hemos descubierto (no hay necesidad de esperar 100 años más), pero no es el algoritmo de aprendizaje. En mi opinión nunca encontraremos tal cosa porque simplemente no es cómo funciona el cerebro.

 

Esta pregunta apareció originalmente en Quora, un lugar para adquirir y compartir conocimiento, capacitando a la gente aprender unos de otros y comprender mejor el mundo. Puedes seguir a Quora en Twitter Facebook.

 

Más preguntas:

 VER: https://www.forbes.com.mx/hay-un-algoritmo-del-aprendizaje-en-el-cerebro-humano/

 

Informáticos y filólogos diseñan algoritmos para escribir una novela coherente

 

Madrid, España, miércoles 10 de enero de 2018, por José Manuel Blanco, El Diario.- Este libro lo han escrito mano a mano una persona y un robot. Una novela escrita en parte por un ordenador quedó recientemente finalista en un premio de narrativa de Japón. Es la última novedad de una tendencia que parece popularizarse: la de investigadores y aficionados que crean algoritmos para escribir narrativa u obras académicas.

 

Informáticos y filólogos diseñan algoritmos para escribir una novela coherente

 

Hace unas semanas se falló en Japón el premio literario Nikkei Hoshi Shinichi, en honor a un famoso escritor local de ciencia ficción. Entre los finalistas, una obra de título enigmático: 'El día que un ordenador escribe una novela'. No podía ser más clara en su título, ya que fue un ordenador el que escribió el libro con ayuda de unos cuantos colegas de carne y hueso. El experimento estuvo comandado por un equipo de la Universidad de Hakodate. Los investigadores dieron a la inteligencia artificial palabras, frases o características para unos personajes determinados. El relato termina así:

 

“Me retorcí de alegría, que experimenté por primera vez, y seguí escribiendo con entusiasmo. El día que una computadora escribió una novela. La máquina, dando prioridad a la búsqueda del placer propio, dejo de trabajar para los humanos”.

 

En 2014, la hija de Shinichi ya abrió la puerta a que cualquier no humano, desde alienígenas hasta animales, pudiera participar en el concurso siempre y cuando la obra estuviera escrita en japonés. Algunos decidieron hacerle caso: además de la novela finalista, otras diez fueron escritas o coescritas por algoritmos. ¿Llegará el día en que vayamos a las librerías a por el último ‘best seller’ de un robot?

 

Los japoneses no son los únicos que se han atrevido a dejar la pluma en manos de una máquina por ver cuál era el resultado. La práctica ya tiene algunos años, aunque parece que ha sido recientemente cuando más usuarios han decidido apostar por lo que les podría aportar una inteligencia artificial. En 2008, un programa informático y un ruso, Alexander Prokopovich, fueron capaces de escribir 'True Love' ('Amor verdadero'), una versión de 320 páginas de 'Ana Karenina' mezclada con el estilo del escritor nipón Haruki Murakami. El programa fue desarrollado por informáticos y filólogos. Estos elaboraron fichas para los personajes con características físicas y psicológicas, pero también con su tipo de vocabulario.

 

Así, salieron frases como esta:  "Kitty no pudo conciliar el sueño durante mucho rato. Sus nervios estaban tensos como dos cuerdas de guitarra". El libro “es un texto aburrido a más no poder", aseguraba Isabel Coixet en un artículo. "Cuando los robots logran ser tan cursis como Barbara Cartland significa que el fin de la raza humana, tal como la conocemos, está mucho más cerca de lo que creíamos".

 

¿Estaremos dispuestos los humanos a leer novelas escritas por robots?

 

Un profesor universitario, Philip Parker, asumió otro reto increíble: producir libros mediante algoritmos. Y decimos producir porque le salían como churros: en 2012 tenía 200.000 títulos diferentes, desde material educativo a libros de referencia, pasando por una guía de crucigramas en rumano o uno sobre queso fresco. Ahora asegura a HojaDeRouter.com que son más de un millón de títulos, debido a las nuevas ediciones que reemplazan a las viejas. Y muchos están disponibles en Amazon, por si alguien desea comprarlos y leerlos.

 

Parker explica que decidió usar estos algoritmos para generar contenido en áreas "en las que era demasiado difícil o costoso para los humanos hacerlo", como por ejemplo lenguas que tienen pocos hablantes. "Ningún tema es elegido al azar. Más bien intentamos completar una lista de posibles temas, no importa cuán desconocidos sean". El objetivo es que el algoritmo sea capaz de unir información ya existente y dispersa sobre el tema que se le proponga. En cuanto a la literatura, trabajan de momento con formatos breves, como la poesía o el relato corto, en un proyecto que quieren expandir a largo plazo, porque esperan que este 'software' también sirva para crear ficción.

 

Hay mucha otra gente que está experimentando para crear ficción que se pueda leer y cuya autoría, humana o no, pase desapercibida. Hablamos de los participantes del NaNoGenMo, un evento anual que surgió como parodia del NaNoWriMo, la iniciativa para que los escritores redacten un borrador de novela de 50.000 palabras durante el mes de noviembre. Así, los programadores que participen en NaNoGenMo deben hacer que el algoritmo escriba una novela de 50.000 palabras (unas 175 páginas) y que sea legible. Al terminar el mes tienen que compartir el texto y el código.

 

La iniciativa, que también tiene lugar en noviembre, se celebra desde 2013. Su creador es Darius Kazemi, un artista que lo puso en marcha "por capricho": "Vi que la gente estaba tuiteando sobre el NaNoWriMo y pensé que un NaNoGenMo sería más divertido". En estos tres años han tenido más de 300 participantes, y Kazemi considera que el número de novelas generadas "es infinito". Aunque algunos de los libros no son legibles, "la mayoría intentan parecer escritos por humanos".

 

Puede haber creación original o extravagantes versiones de clásicos imperecederos. Por ejemplo, 'Orgullo y prejuicio' adaptado al lenguaje de Twitter. Es lo que quiso hacer Michelle Fullwood en 2014. Esta programadora y doctoranda de Lingüística en el MIT decidió tomar la novela de Jane Austen y modificar los diálogos con vocabulario coloquial que se podía leer en Twitterrepetición de letras, faltas de ortografía, supresión de signos ortográficos… También hay una versión que modifica todo el texto. Así queda en inglés su mítica frase inicial, 'It is a truth universally acknowledged, that a single man in possession of a good fortune must be in want of a wife' ("Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa").

 

Fullwood asegura a HojaDeRouter.com que lo hizo para relajarse y divertirse. Había leído la novela original varias veces, "así que me era fácil comparar el resultado con el 'input'", cuenta. "El contraste entre el viejo inglés, que suena muy formal para nuestros oídos, y el habla de Twitter era también bastante divertido". Asegura que no editó el texto; tan solo revisó los primeros párrafos "porque sabía que probablemente la gente leería los primeros párrafos y luego pararía".

 

La poesía que ya generan los robots

 

Aunque pueda parecer que los algoritmos están en pañales, ya hay muchas experiencias creativas en el campo de la poesía. En Nueva York hay escuelas donde se enseña a programar poemas. Para ello se dan talleres de animación, técnicas 3D, visión por ordenador, visualización de datos o matemáticas.

 

También hay algoritmos que programan estrofas a partir de textos previos, como otros poemas o artículos periodísticos, de los que pueden simplemente reordenar las estructuras sintácticas o realizar acciones más complejas. Además, en 2004, dos españoles, Carlos Copa y Ana García Serrano, diseñaron un robot capaz de declamar e imprimir poemas dadaístas. Era cuestión de tiempo que alguien intentara lo mismo con una novela.

 

Todos los entrevistados coinciden en que a las personas no les importará leer libros escritos por robots.

 

Parker va más allá: lo principal será que les gustará "crear sus propias historias, sobre ellos mismos o miembros de su familia, u otros trabajos de ficción". Kazemi secunda esta idea. Cree que a la gente le encantará leer una ficción que consideraría experimental. Lo mismo opina Fullwood, sobre todo si los lectores lo ven como "una curiosidad", aunque al final prevalecerá "si la historia es buena. Y si es tan buena como el esfuerzo de un autor humano, ¡no veo por qué no!"

 

Además, Fullwood recuerda que, al fin y al cabo, los algoritmos no funcionan solos: " Ninguna historia generada por ordenador y creada por personas para leer estará desprovista de la participación humana. Los algoritmos se basan en plantillas escritas por humanos, son entrenados con historias escritas por humanos…" Por eso, "el día que una verdadera buena historia sea generada por un algoritmo debería ser un día de celebración para la creatividad humana". VER: http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/narrativa-novela-algoritmo-robots-inteligencia_artificial_0_507800409.html

 

¿Los algoritmos pueden crear nuevos hits musicales?

 

Nueva York, EEUU, miércoles 10 de enero de 2018, por Ludovic Hunter-Tilney, Financial Times, El Mostrador.- Los algoritmos tienen una mala reputación. Lo que alguna vez fue un oscuro término computacional utilizado para describir una secuencia de pasos para realizar una tarea, ha adquirido una siniestra connotación en la era de Grandes Datos. Imaginamos que los algoritmos nos enredan en una telaraña, que moldean nuestro comportamiento de manera invisible a medida que procesan información sobre nosotros, colocando a cada persona en su lugar en una red de tipos de personalidad comercializables. "Algorítmico" ha asumido el mismo significado peyorativo que "genérico" y "formulista".

 

La música pop es particularmente propensa a generar tales sentimientos. Ed Sheeran es un "algoritmo del pop", de acuerdo con la crítica del New York Times de su nuevo álbum, "capaz de producir imitaciones razonables de una amplia gama de estilos". En una crítica de The Chainsmokers el año pasado, el sitio web de música Pitchfork dijo que el “tech-dúo” críticamente reprochado pero muy popular usa "un algoritmo delicadamente afinado" para escribir sus hits EDM. La observación no fue concebida como un cumplido: el álbum que estaban criticando recibió la sexta peor puntuación de Pitchfork en 2016.

 

La sospecha de los algoritmos en el pop se conecta con dos grandes temas. Uno es el enfoque inspirado en la manufactura masiva de la producción musical, el modelo Motown donde los shows son estandarizados con el fin de atraer al mayor mercado posible. El otro es la invasión de la tecnología en la música, que a su vez continuamente provoca ansiedades sobre dónde termina el alcance de los seres humanos y comienza el de las máquinas. ¿Será que las cadencias computarizadas de la música moderna nos están llevando a la era post-humana?

 

"La tecnología es humana", contesta el músico electrónico y artista digital Robert Henke. "Es un impulso humano querer crear una hermosa pieza de código informático que genere una hermosa pieza de música".

 

Nacido en Múnich en 1969, Henke cierra la brecha entre la ciencia y el arte. Llegó a la música tras una trayectoria en la ingeniería, formando Monolake, el dúo de música techno, en Berlín en 1995. Junto con su socio de Monolake, Gerhard Behles, ayudó a crear el programa de software Ableton Live en 2001. La plataforma se ha convertido en una herramienta popular para componer y ejecutar música digital, con usuarios que van desde los neófitos con computadores portátiles hasta Daft Punk.

 

Su nuevo espectáculo se llama Lumière III. Actualmente en gira, utiliza software diseñado para desencadenar un patrón rápido de láser y sonidos, un “luz y sonido” de alta tecnología cuya acción visual se despliega en una pantalla en el escenario. En su estreno en el Barbican de Londres el mes pasado, Henke se paró en la parte trasera del auditorio, una presencia sombría en la mesa de mezclas, supervisando el funcionamiento de los algoritmos que había desarrollado para el proyecto.

 

El uso de algoritmos en la composición se divide en dos categorías generales. Una es para que la gente componga música en una computadora. La otra prevé que las computadoras compongan música por su cuenta. Numerosos proyectos de inteligencia artificial se dedican actualmente a tratar de componer canciones pop. No obstante, a diferencia de los computadores que vencen a los grandes maestros del ajedrez, la tarea no resulta sencilla.

 

El año pasado, los investigadores de Sony utilizaron su software Flow Machines para producir una canción generada por inteligencia artificial, "Daddy's Car". El resultado es un terrible pastiche de los Beatles que requirió que el músico francés Benoît Carré arreglara la música y escribiera las letras. No ha recibido grandes aclamaciones. Pero uno puede imaginar que la IA pueda llegar a dominar una forma de arte basada en fórmulas como lo es la música pop. De hecho, el software de Flow Machines recientemente creó una increíble canción de acid house (al menos hasta que entran las voces).

 

Donde la IA tropieza es en desarrollar nuevas tendencias en lugar de analizar las antiguas. Una computadora puede ser programada para encontrar coincidencias, pero no para reconocer accidentes fortuitos.

 

El programa de software Auto-Tune fue lanzado en 1997 como una herramienta para corregir el tono vocal. Por casualidad se descubrió que un cierto efecto lograba una extraña oscilación electrónica en la voz de un cantante. Lanzado en el hit de Cher de 1998, "I Believe", el efecto es ahora un elemento básico de pop.

 

"Parece haber un extraño malentendido sobre los algoritmos", dice Shelly Knotts, una violinista de formación clásica que ha cambiado a la música digital. "Es como si fueran algo oscuro sin conexión humana. De alguna manera la gente no siempre conecta el algoritmo con el programador. Considero que un algoritmo es igual que cualquier otra herramienta, es como usar un piano".

 

Una estudiante de doctorado en la Universidad de Durham, Knotts, de 31 años, es una “codificadora en vivo” que opera en una inusual intersección entre la informática, la música electrónica y las presentaciones de improvisación. La codificación en vivo implica interactuar con algoritmos en tiempo real, alterando los sonidos y ritmos al manipular comandos en una computadora.

 

La práctica comenzó a principios de los años 2000 como una reacción contra la naturaleza preprogramada de los shows de música electrónica. Esta incipiente escena musical está creciendo  -Knotts ya no es una de las pocas mujeres involucradas- y ha producido los “algorave”, un híbrido entre el hackeo y los raves.

 

Los “algorave” tienen lugar a nivel mundial, aunque el movimiento se centra en el Reino Unido. Los eventos involucran a un programador como Knotts escribiendo código en su computadora portátil, que se proyecta simultáneamente en una pantalla. El código genera cambios en la música impulsada por algoritmos.

 

"Muy a menudo los algoritmos producen algo muy diferente de lo que esperas", explica Knotts. "Es mucho más como la improvisación libre en el jazz. Tienes que reaccionar a lo inesperado y llegar a alguna respuesta razonable".

 

Los algoritmos plantean preguntas sobre la autenticidad y autoría, la percolación de la expresión individual a través de los circuitos de una computadora. Pero son una expresión de creatividad, no su enemigo. VER: http://www.elmostrador.cl/agenda-pais/vida-en-linea/2017/03/25/los-algoritmos-pueden-crear-nuevos-hits-musicales/

 

La Música Serial y Sistemas de Composición Algorítmica

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Mario Mora, Lic. en Música, Compositor, Aparte.- La Composición Musical siempre ha estado ligada de una u otra manera a estructuras y procesos formales que contribuyen a la organización del material sonoro ; sea este tratado de una manera tradicional (intervalos, movimiento de voces, instrumentos claramente definidos y especificados, códigos musicales relativos a la tonalidad) o no tradicional (sonidos generados por medios artificiales, códigos musicales relativos a sistemas algorítmicos, instrumentos o timbres definidos y especificados por el propio compositor).

 

Esto es algo que ha sido parte y esencia de la música desde los antiguos Griegos, quienes usaron las matemáticas para definir su sistema musical.

 

Si consideramos a las leyes de la matemática como los formalismos, y las aplicaciones teóricas de números como los datos, podemos ver que la aplicación de datos en un proceso para llegar a un resultado es una simplificación de lo que vendría siendo un “algoritmo” y ha estado siempre presente en la música, donde los datos serían las notas musicales y los formalismos serían las reglas de la armonía y el contrapunto, esto es, en un sistema tonal.

 

Este término (Algoritmo), que proviene de la informática suele definirse como “un sistema de reglas para solucionar un problema en un numero finito de pasos”.

 

Aplicándolo al plano musical, podemos visualizar que el “problema” seria el “crear música”, y las instrucciones (es decir, el sistema de reglas) para crear esta música ya están predeterminadas; esto suele aplicarse en sistemas tradicionales y no-tradicionales, y sugiere además que la intervención humana en el proceso composicional en sí mismo puede ser minimizada una vez que el proceso es echado a andar.

 

Ejemplos de esto los encontramos en la literatura contrapuntística, en el uso “controlado” del azar en la composición y en el serialismo integral.

 

Podría decirse, inclusive, que estos ejemplos son también ejemplos de composición algorítmica sin el uso del computador.

 

No olvidemos que la palabra “Algoritmo”, proviene del campo de la informática, es decir, su uso, por lo general, está asociado al manejo de distintas variables para solucionar un problema, a través de una serie de instrucciones predeterminadas en una computadora. La analogía entre este tipo de procesos informáticos y la música ocurre, paradojalmente, debido a la relación entre los procesos composicionales y los sistemas lógicos.

 

Los sistemas lógicos, así llamados por el uso del lenguaje binario, funcionan en base a una estructura predeterminada de datos e instrucciones para obtener resultados. En un proceso composicional también existe una estructura predeterminada de datos (notas musicales) e instrucciones (reglas del movimiento de las voces, etc..) para obtener el resultado que seria, la composición musical.

 

Si bien el uso del contrapunto nos da variados ejemplos al respecto (véase canon, fuga etc..), en el uso del azar hay ejemplos curioso, como Mozart y su “Musikalisches Wurfespiel” (Música de Dados) , un juego donde se combinaban 176 compases agrupados en 16 grupos de 11 compases cada uno. Cada compás de los 16 grupos era elegido por unos dados, en este caso, las decisiones creativas están en manos del azar y los compases a usar los deciden los dados.

 

Tal vez el ejemplo más claro de composición algorítmica sin el uso de una computadora lo encontramos, sin embargo, en la música serial, que nace a raíz de la técnica desarrollada por Arnold schoenberg en 1921 y que fue denominada “Música Dodecafónica” o “Música de los 12 sonidos”, esta técnica fue la antesala de lo que más tarde se denominaría “Serialismo”.

 

Puede decirse que los serialistas desarrollaron la idea de manejar un sistema a través de una metodología rigurosa. Ésta rigurosidad se aplicaba al controlar el mayor número posible de parámetros musicales y de objetivar y abstraer el proceso composicional al máximo.

 

Decisiones con respecto a cualquier parámetro relacionado con las notas musicales y los ritmos, estaban sujetas a “series” (sucesiones organizadas de intervalos y alturas sin recurrencias) preconcebidas, con distintas posibilidades de lectura las cuales, en efecto, automatizaban muchos de estos parámetros al determinar el orden, en el cual, cada uno debía de ocurrir en la pieza musical.

 

La búsqueda de metodologías que permitan un uso ordenado y eficiente del material sonoro, ha sido algo permanente en el oficio de la composición musical. El uso de fórmulas matemáticas y las probabilidades, han dado nuevas maneras de enfrentar el proceso de la creación, uno de los mejores ejemplos al respecto es Iannis Xenakis, quien uso la estocástica y fórmulas matemáticas, como la teoría del movimiento de los gases. Además de recurrencias arquitectónicas para trabajar el material musical, y por ende, el uso de algoritmos de mayor complejidad.

 

Actualmente, el terreno de la informática ha dado nuevas herramientas para el compositor. En este sentido, ello ha traído como consecuencia la ampliación del campo de conocimientos del compositor musical, para un oficio que cada vez más se nos presenta como un “Arte-Ciencia” que avanza al paso de nuestra tecnología. VER: https://aparte.cl/2017/07/04/la-musica-serial-y-sistemas-de-composicion-algoritmica/

 

Sociedad del Conocimiento y Educación: ¿Qué es lo que está en juego?

 

Buenos Aires, Argentina, miércoles 10 de enero de 2017, por Betiana Vargas, licenciada argentina en Psicopedagogía (UNRC), maestranda en Ciencias Sociales con orientación en Educación (Flacso), redactora-analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la), ALAI.- La entrada a la llamada Sociedad del Conocimiento se está produciendo de manera acelerada y vertiginosa. Infinidad de ejemplos pueden citarse para poder entender qué significa este estado en el que la caducidad es cuestión de segundos y lo obsoleto más que un estado se transforma en una permanencia.

 

Desde experiencias cotidianas que muestran el avance de la tecnología como las maquinas que cargan saldo a las tarjetas de transporte público, función antes desarrolladas por trabajadores del servicio, o celulares que ya al retirar del envoltorio quedan retrasados a nuevos modelos lanzados al mercado.

 

Y ejemplos de mayor complejidad que involucran operaciones precisas como es el caso de las innovaciones en materia agrícola con maquinarias de siembra directa, capaces de realizar las estimaciones de suelo y recomendaciones que antes eran competencias de profesionales expertos en el tema, o drones con identificadores faciales para uso militar.

 

Lo cierto es que el conocimiento se transforma hoy en el principal factor de producción de valor y la educación, con su función fundamental en la distribución de los saberes, la cultura y, por lo tanto, en la formación y preparación de las nuevas generaciones, no puede permanecer ajena a este fenómeno.

 

¿Qué sujetos queremos formar?, ¿para qué sociedad? se tornan en las preguntas orientadoras que intentan acercarnos al nudo central de la cuestión que significa el qué y para qué de la escuela y de los sistemas educativos actuales.

 

La llamada Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0 se establece sobre una nueva forma de organización económica, social y cultural centrada en el conocimiento. Con la crisis económico-financiera de 2008, emerge el cuestionamiento de las formas de acumulación y concentración del capital.

 

La búsqueda insaciable de mejoras en la producción y la máxima rentabilidad, obligaron a las empresas a reinventarse y establecer nuevos patrones para garantizar mayor escala, mayor velocidad, reducción al mínimo de los costos y, por lo tanto, menos obreros. Bajo estas condiciones, ¿qué lugar tiene el trabajador en esta nueva forma de capital?

 

Según la Federación Sindical Mundial (FSM), desde la caída del Lehman Brothers hasta la fecha, se perdieron en el mundo más de 63 millones de puestos de trabajo a causa del acelerado proceso de quiebras, compras y fusiones de grandes empresas y la incorporación de nuevas tecnologías al proceso productivo. En concordancia con estos datos, se estima que en los próxi­mos 20 años el 50% de la mano de obra mundial será reemplazada gracias a la innovación tecnológica y a los procesos de robotización y digitalización.

 

La educación y el mundo del trabajo

 

Frente a estas realidades, debemos preguntarnos qué papel debe jugar la educación, cuáles son las nuevas demandas y qué nuevas herramientas son fundamentales para dotar a los trabajadores de las competencias necesarias para enfrentar el mundo del trabajo, cada vez más exigente y cambiante, pero principalmente para democratizar al máximo los saberes y habilidades fundamentales que garanticen el acceso al conocimiento estratégico para dominar la tecnificación y ordenar la información en las aceleradas sociedades modernas, donde el caos de lo informático constituye la fuente para la enajenación y el sometimiento de los individuos.

 

Que la escuela y su formato están agotados es cuento viejo. Desde su invención y su función en la constitución del Estado-Nación, vienen emergiendo corrientes pedagógicas que critican el modelo tradicional enciclopeidista y el currículum disciplinar. La cuestión se torna interesante cuando comenzamos a preguntarnos cómo afrontar estos desafíos.

 

Hay dos grandes caminos a seguir, ambos sinuosos y confusos. El primero implica la puesta en juicio de corrientes y experiencias que buscan el cambio y la innovación al interior de los sistemas educativos y, por lo tanto, la resistencia al “fin” de la escuela tal y como la conocemos hasta el momento.

 

El segundo implica las tendencias a modificar las viejas estructuras retrasadas para un mundo fugaz y mediado por la virtualidad, dónde las propuestas son especulaciones o proyectos experimentales en su fase inicial y, por lo tanto, el proyecto de lo escolar se torna un tanto difuso: ¿individuos aprendiendo frente a una computadora?

 

¿Homeschooling o educarse en casa, nuevos formatos escolares, currículum basado en problemas? Bajo estas propuestas surgen las interrogantes: ¿cuál es el lugar del docente y cuál es el proceso de formación?, ¿cómo es la relación con el mundo del trabajo?, ¿cuáles son las condiciones para garantizar el acceso de las mayorías, qué implicancias tiene el Estado y las políticas públicas para garantizar estas condiciones?

 

Asumir un camino es difícil porque no contamos con las garantías necesarias. Sin embargo, si nos mantenernos en la seguridad de lo conocido, debemos asumir que el mercado está tomando la posta a escala mundial, regional y local y, desde su visión neoliberal, a cada individuo que quiere “permanecer” en el sistema, se le exige que afronte los costos de su propia educación y acceso al saber; a través de empresas cotizantes en el mercado de lo educativo y sus fundaciones expendedoras de recetas, que extirpa cualquier reflexión sobre cómo funciona el propio sistema, haciendo la evaluación de calidad como se hace con cualquier producto comercial.

 

En términos prácticos, esto no está funcionando. Corrientes desescolarizantes y, por lo tanto, mercantilizadoras y privatizadoras de la educación tornan cada vez más complejo el acceso a los conocimientos necesarios para el bien común, como señala Landislaw Dowbor, más cuando consiguen “pase libre” con gobiernos que convierten sus propuestas en políticas de Estado.

 

Aprovechan las desigualdades y fragilizan la propia dinámica de libertad y dignidad asociada a la construcción de conocimiento para someter a los pueblos y extraer el máximo la ganancia a costa de los trabajadores.

 

La educación, entonces, más allá del aula y de los formatos, tiene que tomar el sendero de la universalización de la enseñanza pública, laica y gratuita, considerando que una juventud bien formada es la única inversión de la sociedad que garantiza su propio futuro, en la medida que provee la elevación general del nivel de conocimiento científico-tecnológico para la comprensión de sus formas de funcionamiento y la garantía de la dignidad de las mayorías. VER: https://www.alainet.org/es/articulo/190085

 

Basado en el funcionamiento cerebral chilenos desarrollan tecnología que permitiría a robots pensar como humanos

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Gonzalo Rojas Donoso y María Mercedes Barraza C. Agencia: Llambías Comunicaciones, El Mostrador.- Chilenos desarrollan tecnología que  permitiría a robots pensar como humanos. Estudios en computación neuromórfica permiten a Chile integrarse a un proyecto de carácter mundial. Investigación reúne a cinco centros de excelencia académica nacionales.

 

La computación neuromórfica es un concepto nacido en los 90’s que combina biología, física, matemática, informática e ingeniería, para diseñar sistemas neuronales artificiales cuya arquitectura esté basada en el funcionamiento del sistema nervioso. En este contexto, un grupo de científicos chilenos, coordinado por el Dr. Tomás Pérez-Acle, investigador del Instituto Milenio Centro Interdisciplinario de Neurociencia -de la Universidad de Valparaíso- y director del laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia & Vida, están desarrollando nuevas tecnologías basadas en el funcionamiento del cerebro humano cuyas aplicaciones permitirían, en el futuro, que los robots tengan capacidades cognitivas similares a las personas.

 

El biólogo computacional destaca que se trata de un proyecto fundamental para generar avances en inteligencia artificial. “Este tipo de iniciativas buscan crear el conocimiento científico necesario para desarrollar máquinas que piensen como lo hace un cerebro humano. Éste es un paso fundamental para desarrollar robots que sean capaces de poseer conciencia de sí mismos”. Pérez-Acle asegura que el proyecto, financiado por la Oficina de Investigación de la Fuerza Aérea de USA (AFOSR), permite a nuestro país insertarse en la línea más avanzada de investigación en este campo: “Es una tecnología que está desarrollándose a nivel mundial hace muy pocos años. Con este proyecto nos estamos montando en el tren del desarrollo tecnológico justo al momento de salir de la estación”.

 

Dentro de la investigación participan, además, científicos del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI - UChile), del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, Gero Chile (UChile), del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (USACH), del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (UNAB) y del Centro de Investigación en Nanotecnología y Materiales Avanzados (CIENUC, PUC) quienes desde sus respectivas especialidades realizan un trabajo colaborativo y transdisciplinario que aporta al conocimiento y avance en el campo de la computación neuromórfica.

 

Antesala del futuro

 

Para el investigador del CINV, llegar a esa etapa requiere un salto en la forma cómo los robots han funcionado hasta ahora: “Hoy día las máquinas no hacen sino lo que están entrenadas para hacer. Para que un robot tenga autonomía, es fundamental resolver el problema de aprendizaje continuo, que es propio de los seres humanos. Nuestro cerebro es capaz de interactuar con el medio externo a través de los sentidos, y cada una de las señales que recibimos, las clasifica y -en el momento en que recibimos señales que no somos capaces de clasificar previamente-, las aprendemos y creamos un nuevo orden. Estamos constantemente archivando y clasificando información, y entonces para llegar a crear robots autónomos necesitamos que estos aprendan constantemente”.

 

Dr. Tomás Pérez-Acle

 

Pérez-Acle subraya que estamos en la antesala de una nueva era: “Hoy existen vehículos que se conducen y estacionan solos. El automóvil, en forma autónoma, hace algunos cálculos y se sitúa sin intervención de un humano. Eso ocurre desde hace cuatro o cinco años y son altamente eficientes, ya que toman decisiones en la medida que va avanzando. Son acciones que están presentes y van a seguir de aquí en adelante y de una forma en que no la estamos notando. Por ejemplo, yo uso un teléfono celular que ofrece un asistente digital al que le hablo y le digo 'leéme el último correo, llama a mi casa, o mándale un mensaje a mi esposa avisándole que voy a atrasarme porque voy a pasar al gimnasio’. Son situaciones de las que no nos damos ni cuenta y ya están en nuestro día a día”.

 

No invocar al demonio

 

El científico sostiene que el ingreso a una nueva fase impone la consideración de criterios éticos, sin los cuales puede llegarse a situaciones como las que ha descrito el astrofísico británico Stephen Hawking, según el cual, la especie humana sería destruida por las mismas máquinas que creó: “El miedo que tiene Hawking, o el que tiene Elon Musk, es comprensible. Personas tan letradas, que entienden bien lo que están haciendo, son capaces de pronosticar que, si se hace un mal uso de esta tecnología, puede irse en contra de la humanidad”.

 

El avance supone un gran desafío, según el investigador: “Si dotamos de autonomía a las máquinas, esto tiene que guiado por principios humanistas. De otra manera nos estamos exponiendo al demonio que Elon Musk y Stephen Hawking dicen que estamos invocando”.

 

Pérez-Acle recomienda poner atención a un clásico de la literatura de ciencia ficción: “Asimov en los 70 desarrolló una serie de libros en torno al concepto de la inteligencia artificial llevada al extremo, con robots humanoides que toman decisiones. Asimov acuña en sus textos las leyes de la robótica que establecen que ninguna acción de una máquina puede ir en contra de un humano, aun cuando esté en riesgo su propia integridad. Si nos preocupamos de implementar las leyes de la robótica que Asimov inventó, pierde sentido lo que dicen Stephen Hawking y Elon Musk”.

 

El dilema a su parecer es inminente: “Basta imaginarse a los drones que, lamentablemente, ya están matando personas en la guerra o en escenarios de conflicto. Si los dotamos de autonomía, un dron podría tomar la decisión de atacar a un enemigo aun cuando haya daño colateral. Pero esa determinación no puede dejársele a un robot, tiene que tomarla un humano, porque en caso contrario, cruzamos la línea roja, ya que la máquina tendría la capacidad de decidir cuándo eliminar un objetivo aunque haya daño colateral”.

 

El caso de Facebook

 

Tomás Pérez-Acle resta dramatismo a la disposición que tomó este año Facebook, de apagar dos de sus computadores por haber creado un lenguaje propio y comunicarse entre sí, al margen de los humanos: “La prensa fue la que puso el tono de preocupación. Lo que ocurrió es que eran dos de lo que nosotros llamamos redes neuronales, dos programas distintos que están organizados, entrenados para comunicarse y por la forma en que fueron programadas, elaboraron una especie de lenguaje propio, pero era ininteligible y sin sentido ni siquiera para las propias redes involucradas. Los apagaron porque no era entendible lo que estaba pasando, no porque fueran a despertar y tomar conciencia de sí mismas, como la máquina de Terminator. Pero sí, fue interesante ver máquinas comunicándose unas con otras”.

 

El investigador comenta que el paradigma de la inteligencia artificial, está embebido en los aparatos que estamos usando constantemente, como teléfonos o los autos que se conducen solos. “Pero todavía no tenemos robots autónomos que puedan movilizarse de manera independiente por la calle. Si la iniciativa de computación neuromórfica, de la cual nosotros somos parte, funciona, a lo mejor en 15 años más vamos a tener robots autónomos, que van a estar tomando decisiones relevantes, al menos en procesos industriales, más que caminando en la calle o jugando fútbol”. VER: http://www.elmostrador.cl/cultura/2017/12/29/chilenos-desarrollan-tecnologia-que-permitiria-a-robots-pensar-como-humanos/  

 

García Márquez: Literatura, música y algoritmos

 

Santiago, Chile, miércoles 10 de enero de 2018, por Luis Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Toda actividad humana está guiada por movimientos, procedimientos y metas. Todo acto, desde el más básico, sencillo o doméstico –como preparar el desayuno-, hasta el más complejo o especializado –como el crear software- se orienta mediante protocolos o sistemas preestablecidos.

 

¿Qué es un Algoritmo?

 

A esta estructura se le denomina algoritmo. Es decir, “los algoritmos son una serie de normas o leyes específicas que hace posible la ejecución de actividades, cumpliendo una serie de pasos continuos que no le originen dudas a la persona que realice dicha actividad” (http://conceptodefinicion.de/algoritmo/).

 

La mejor forma de visualizar este proceso es mediante el diagrama de flujos que se utiliza para graficar diversas iniciativas, proyectos o disciplinas.

 

En tanto que el algoritmo es un concepto sistémico universal, su despliegue y desarrollo tiene plena vigencia en las ciencias matemáticas, físicas, químicas, sociales, informáticas, ambientales, políticas, entre otras.

 

Se trata de un paradigma transversal y multidisplinario con las mismas características de aplicabilidad que el Paradigma de Lasswell, o el Paradigma de la Entropía, para citar dos casos.

 

Tendencias

 

Una de las tendencias antiguas del desarrollo de los algoritmos es en la composición musical, para organizar el material sonoro como intervalos, movimiento de voces, corregir el tono vocal, instrumentos claramente definidos, códigos musicales relativos a la tonalidad o timbres especificados por el compositor. En los algoritmos melódicos, los datos son las notas musicales y los formalismos las reglas de la armonía y el contrapunto. (https://aparte.cl/2017/07/04/la-musica-serial-y-sistemas-de-composicion-algoritmica/)

 

Otra de las tendencias recientes en el mundo científico y literario es la de crear algoritmos específicos para la producción de libros o para escribir narraciones, novelas, poemas o textos académicos. (http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/narrativa-novela-algoritmo-robots-inteligencia_artificial_0_507800409.html).

 

Interdisciplinario

 

No obstante, una de las experiencias recientes y novedosas en esta materia es el carácter interdisciplinario de los algoritmos, es decir, de su capacidad de replicarse, recrearse o enriquecerse desde una disciplina a otra.

 

Tal es el caso, por ejemplo, de la música y la literatura.

 

En sus escritos, Gabriel García Márquez se constituye en uno de los íconos más representativos de esta sinergia algorítmica, en donde “se apropiaba poco a poco de los elementos básicos del folklore local y los iba transformando dentro de la estructura culta de la obra literaria”. Para ello, se basó en todo tipo de géneros musicales de Colombia, pero sobre todo del vallenato.

 

El vallenato es un género musical nacido a mediados del siglo XIX en departamentos colombianos próximos al mar Caribe, y se convirtió en “un vehículo de comunicación entre campesinos y pastores y sus letras hablaban de amor y sobre todo de sucesos cotidianos centrados en personajes locales”.

 

La copla, el refranero y el romancero locales alimentaron los escritos universales de García Márquez. “Todo ello transformado por el vuelo poético de un mestizaje creativo en donde un instrumento indio, otro negro y uno europeo se ponían al servicio de una lacónica voz narrativa que dice lo suyo, entreverándolo con la música, pero que termina por superarla en un recuerdo donde las dos instancias ya son indisociables”.

 

En palabras de J.G. Cobo Borda, el músico “es el intelectual de nuestros aires populares, el que se impuso un proceso de maduración hasta alcanzar ese estado de gracia en que su música respira ya el aire de la pura poesía”.

 

¿Cómo hizo García Márquez para recrear o reinventar la letra que es música o la del cuento que es a la vez canto y poesía? Solo con el arte de saber escuchar y saber escribir.

 

Para culminar y siguiendo a Cobo Borda: “concluir que la estructura de El otoño del patriarca es la misma que la del tercer concierto para piano de Bela Bartok, como le aseguraron a García Márquez dos eruditos críticos musicales, ante el asombro del mismo quien reconoció como mientras lo escribía era una de las músicas que más escuchó, sólo hay un paso”. (file:///C:/Users/ZHNB2/Downloads/24367-24386-1-PB%20(7).PDF).

 

García Márquez y la música: Contar cantando (De los cantos vallenatos a las seis suites para chelo solo de Bach)

 

Bogotá, Colombia, miércoles 10 de enero de 2018, por Juan Gustavo Cobo Borda, Blog.- En los últimos años, Gabriel García Márquez ha reconocido, cada vez con más frecuencia, el papel decisivo de la música, tanto en su vida como en su obra.

 

Se puede, incluso, establecer un catálogo de sus preferencias que arrancaría de los cantos vallenatos, pasaría por boleros como «Franqueza» de la mexicana Consuelo Velásquez y llegaría a Bach: las Suites para chelo solo, en la versión de Maurice Gendron y no, por simples razones técnicas de antigüedad, las de Pau Casals.

 

Se pueden también conocer, en sus propias palabras, los vastos horizontes de lo que pudiéramos llamar su dominio musical:

 

Tengo más discos que libros, pero muchos amigos, sobre todo los más intelectuales, se sorprenden de que la lista en orden alfabético no termine con Vivaldi. Su estupor es más intenso cuando descubren que lo que viene después es una colección de música del Caribe —que es, de todas, excepción, la que más me interesa—. Desde las canciones ya históricas de Rafael Hernández y el Trío Matamoros, los tamboritos de Panamá, los polos de la isla Margarita, en Venezuela, o los merengues de Santo Domingo. Y, por supuesto, la que más ha tenido que ver con mi vida y con mis libros: los cantos vallenatos de la costa del Caribe de Colombia. (Notas de prensa 1980-1984, pág. 345).

 

Según manifiestan los entendidos, el vallenato es un género musical nacido a mediados del siglo XIX en los patios de vecindad y en las vaquerías del César y la Guajira, departamentos colombianos próximos al mar Caribe. El vallenato, al menos en principio, era un vehículo de comunicación entre campesinos y pastores y sus letras hablaban de amor y sobre todo de sucesos cotidianos centrados en personajes locales.

 

A dichos cantos se añadirían pronto los tambores de los negros, la guacharaca de los indios y, más tarde, el acordeón procedente de las islas del Caribe. Se trata de auténticos trovadores rurales a través de los cuales se desliza el hilo narrativo de una pequeña historia cantada, redonda en su anécdota y perfilada en sus siluetas. Un cura que muy presumiblemente robó la custodia de la iglesia y la sustituyó por una falsa, la fuga de una niña bien con un chófer de camión, las hambrientas penurias de un estudiante de bachillerato lejos de su casa, para citar sólo tres del más conocido representante del género, el compositor Rafael Escalona, mencionado en Cien Años de Soledad como el heredero natural de su mítico inventor, Francisco el Hombre, quien había vencido al Diablo, en un duelo verbal, cantando el Padre Nuestro al revés. Como puede verse una manera expedita de acceder a lo ancestral mítico desde instancias a la vez cotidianas y legendarias. Ese humus popular que la copla, el refranero y el romancero alimentan con una frescura tan renovada como la de La Biblia o las Mil y una noches, libros igualmente trajinados por García Márquez.

 

En una nota aparecida en marzo de 1950, en El Heraldo de Barranquilla, ya García Márquez había rendido homenaje a Escalona, dentro de esa persistente fidelidad a sus querencias, que es sin lugar a dudas una de las bases de su fuerza expresiva. Esa terquedad mineral de los recuerdos primarios, conservados a lo largo de los años, como légamo nutricio de su estilo. Sólo la anécdota que es capaz de subsistir veinte o treinta años en la memoria puede acceder a la literatura, con toda su capacidad irradiante: tal el caso de Crónica de una Muerte Anunciada (1981) o Del Amor y otros Demonios (1994).

 

En tal sentido, las canciones de Rafael Escalona, para seguir con el ejemplo, o las de Leandro Díaz: el epígrafe de El Amor en los Tiempos del Cólera es tomado de una de sus letras, eran como la prolongación de los cuentos de su abuela. Insucesos de pueblo. Dramas de amor y celos. Conflictos sociales. Un primer contacto con la realidad.

 

Todo ello transformado por el vuelo poético de un mestizaje creativo en donde un instrumento indio, otro negro y uno europeo se ponían al servicio de una lacónica voz narrativa que dice lo suyo, entreverándolo con la música, pero que termina por superarla en un recuerdo donde las dos instancias ya son indisociables.

 

Decía García Márquez en los años cincuenta:

 

Rafael Escalona me hablaba de su gente. de aquella novia inolvidable a quien una tarde le pidió, con palabras de música, que se pusiera el mismo trajecito -“ese que tiene flores pintada”- con que había hecho su advenimiento al amor. Porque la música de Escalona está elaborada de la misma materia de los recuerdos, en substancia de hombre estremecido por el diario0 acontecer de la naturaleza.

 

para concluir:

 

Escalona —lo había dicho ya— es el intelectual de nuestros aires populares, el que se impuso un proceso de maduración hasta alcanzar ese estado de gracia en que su música respira ya el aire de la pura poesía. (Obra periodística, vol I, Textos Costeños (1981), pág. 225).

 

Una música de provincia, de honda raigambre popular, cuyos personajes tienen nombre y apellido, que le permite comenzar a visualizar, con su síntesis emotiva, los distintivos de una cultura como la cultura caribe. los pueblos y ciudades donde transcurrió su período formativo: Aracataca, Sucre, Santa Marta. Cartagena, Barranquilla, la Guajira, por donde vendía enciclopedias y libros.

 

La zona bananera, bajo el dominio de la Linited Eruit. Las sabanas de Valledupar, más al interior, donde la ganadería y la siembra de algodón, remansa el hervor de una inmigración que como en el caso de su natal Aracataca, cuando la fiebre del banano provenía de todo el Caribe. incluidos prófugos de Cayena. Y Barranquilla, lugar donde fecha su primera novela, en 1950, conformada por la unidad multifacética de sus colonias: árabe, judía, italiana, alemana, francesa, sirio-libanesa, china, venezolana y naturalmente española, que propiciaron un rico entramado cultural.

 

En 1982, por ejemplo, ya Barranquilla tenía trece profesores de música. En 1910 crearía su Escuela de Música y en 1943, a través de su Orquesta Filarmónica, la Opera de Barranquilla montaría, con carácter pionero en Colombia, Rigoletto y La Traviata. Esta red de referencias debe tomarse en cuenta dentro de la formación autodidáctica de un muchacho que registraba en sus columnas dc prensa el diario acontecer artístico dc la ciudad y a la vez se internaba en el río dcl recuerdo, en pos de la matriz narrativa que configuraría La Hojarasca, escrita en esa ciudad que recibe el apelativo de «La puerta de oro de Colombia». Por tal puerto entraría también la modernización narrativa que García Márquez propuso a través de un amplio ejercicio de antropología cultural que si bien retorna historia y consejas, modos de convivencia ancestrales y rupturas propias de los medios de comunicación masiva, como la radio, encuentra en la música un paradigma explicativo. Una clave siempre válida para acceder a su mundo, y que además del vallenato considera como suyos las rancheras mejicanas, la inmortalidad del bolero e incluso, el dramatismo lacrimógeno del tango.

 

No es de extrañar que una de sus primeras notas como periodista arranque de esta forma:

 

No sé qué tiene el acordeón de comunicativo que cuando lo oímos se nos arruga el sentimiento. Perdone usted, señor lector, este principio de gregueria.

 

Un acordeón y una frase que se vuelve greguería. Música y literatura: bien vale la pena colocar entonces el acordeón como epígrafe simbólico de su mundo verbal. Él también está en el origen.

 

En Aracataca, donde tenía la pasión de que me contaran cuentos, vi muy niño al primer acordeonero, de los que salían de la provincia, contando las noticias de su región. Yo recuerdo haberlo visto la primera vez, porque era un viejito que estaba sentado en una especie de feria que había en Aracataca, y tenía el acordeón puesto en el suelo aliado de él y yo no sabía qué cosa era ésa y me quedé esperando qué cosa era ésa hasta quedé pronto él sacó el acordeón, y ahí conocí el acordeón. El hombre empezó a contar una historia y para mí fue una revelación: como se podían contar historias cantadas, cómo se podían saber de otros mundos y de otra gente a través de una canción. Después descubrí la literatura y me di cuenta que el procedimiento es el mismo. (Cromos, Bogotá, núm. 3985, junio 13 de 1994, pág. 104).

 

Sustrato musical y envoltura verbal, eficacia nominativa para volver a decir lo mismo y aderezarlo con los toques sentimentales, típicos de García Márquez, que más contenidos en sus primeras novelas luego llegan a desbordarse en una apoteosis loca de pasión y cursilería, típica de su otro gran influjo musical: el bolero. Pero en estos primeros momentos, y a partir del acordeón emblemático, vemos cómo García Márquez comenzaba a configurar su mundo narrativo. Se apropiaba poco a poco de los elementos básicos del folklore local y los iba transformando dentro de la estructura culta de la obra literaria.

 

Llevaba lo popular -regional- cantado a una dimensión primero nacional, y luego universal, donde la palabra escrita fijaba la precariedad volátil de la voz rítmica. Mantenía el calor de esa atmósfera donde parrandas y duelos entre acordeonistas —las célebres puyas— sintetizan la expresividad colectiva de un conglomerado social que es a la vez una precisa delimitación topográfica.

 

Lograba así que al santoral musical colombiano reconocido en el exterior –Se va el caimán, se va para Barranquilla; La Múcura está en el suelo, mamá no puedo con ella; Sata Marta tiene tren pero no tiene tranvía y La pollera colorá- se añadiera el vallenato, ahora transnacionalizado por cantantes como Carlos Vives y convertido a su vez en referente explicativo de su narrativa: “Cien Años de Soledad” no es más que canto un vallenato de trescientas páginas”, según sus propias palabras.

 

Todo el proceso lo describió muy bien el crítico uruguayo Angel Rama, en este párrafo:

 

En un período de nuestra historia en que toda la tecnificación de la narrativa se buscó en Europa y Estados Unidos, el que también recorrió esos caminos en su aprendizaje, descubrió que había una fuente interna extraordinariamente rica en la cual se podía abrevar; que ese segundo nivel de formalización en el que forzosamente tiene que situarse todo creador actual, en vez de descansar exclusivamente en la lección de la vanguardia internacional, podría descansar en la lección de una cultura americana amasada por millares de hombres a lo largo de siglos: que podía ser moderno a partir de la lección antigua y analfabeta que habían edificado los latinoamericanos casi a ciegas.

 

En el mismo momento que comprendió que lo que cabía era componer una escritura a partir de un estilo que habían elaborado otros y que lo que debía contar era su estructura cognoscitiva, que es el imaginario con que una cultura modela lo real, había asegurado el plebiscito popular favorable. (Angel Rama: El puesto de Gabriel García Márquez, 1983. Incluido en el volumen colectivo editado por J. G. Cobo Borda: G. G. Bogotá, Testimonio sobre su Vida. Ensayos sobre su Obra, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 1992. págs. 68-69).

 

Este apego a la inmediatez de la tierra se percibe muy bien en esa suerte de cortina musical intermitente que se oye en sus novelas, donde siempre, en algún momento, los personajes deletrean una canción o los gramófonos vuelven a moler un aire ya repetido. En ese sentido el comienzo de La Mala Hora (1962) es paradigmático: serenatas, letras bobas de las canciones, un músico, Pastor, que toca su clarinete, y el asesinato del mismo por un marido envenenado por los pasquines calumniosos, como desencadenante de todo el drama.

 

Pero es precisamente la ruptura de esa armonía sincronizada lograda a través de la música, la que quiebra todo el orden social, y trae a la luz los crímenes en que éste se sustenta. Por ello este primer cuadro de una novela, compuesta con un guión cinematográfico tiene el valor de una obertura sobre los mismos temas que recurrirán una y otra vez:

 

Estuvieron como dos horas con una cancioncita tonta —dijo el padre—. El mar crecerá con mis lágrimas. ¿No es así?

— Es la nueva canción de Pastor —dijo ella. Inmóvil frente a la puerta el padre padecía una instantánea fascinación. Durante muchos años había oído el clarinete de Pastor, que a dos cuadras de allí se sentaba a ensayar, todos los días a la cinco, con el taburete recostado contra el horcón de su palomar. Era el mecanismo del pueblo funcionando a precisión: primero, las cinco campanadas de las cinco; después, el primer toque para misa, y después, el clarinete de Pastor, en el patio de su casa, purificando con notas diáfanas y articuladas el aire cargado de porquería de palomas.

— La música es buena —reacciono el padre—, pero la letra es tonta. Las palabras se pueden revolver al derecho y al revés y siempre da lo mismo. Me llevará este sueño hasta tu barca.

Dio media vuelta, sonriendo en su propio hallazgo, y fue a encender el altar. (La Mala Hora, Madrid, Mondadori, ¡987, pág. 11)

 

El pueblo que se hunde de nuevo en el lodazal de la violencia, a partir de las ambiciones crematísticas del teniente-alcalde, no volverá a escuchar música. Serán serenata de tiros. Terror minucioso recontando los pasos que rondan las puertas, hasta la madrugada. La música ya no será más ese ámbito limpio donde se reconcilian los contrarios. La música, para García Márquez, parece señalar otro país mejor, donde la convivencia sea factible y la exultación eufórica del espíritu, trascendiendo sus ataduras terrestres, permite sobrellevar y trascender el peso de una violencia sucia y milenaria. Si el músico es asesinado en esta obra, en Cien Años de Soledad (1967) el itialiano Pictro Crespi, rubio y rizado, también tendrá un destino trágico: terminará suicidándose entre los rollos de su pianola. Rechazado por dos mujeres, puesta en duda su virilidad, es él, en definitiva, quien civiliza a Macondo, con la elegancia del baile y el refinamiento educado de las buenas maneras.

 

Es él quien crea un espacio mágico entre el tropel hirsuto del clan Buendía y no es de extrañar que las mujeres más intuitivas terminen por descubrirlo como un santo para el cual la música consustanciada con el amor lo han colocado en un lugar aparte, fuera del mundo, y mejor, sin lugar a dudas, que el de esta blasfema e irrespetuosa realidad. Allí aparte van quedando estos músicos, en el asesinato o en el suicidio, como emblemas de una pureza intolerable. Ese remanso melódico para olvidar las arbitrariedades de Arcadio y la pesadilla de la guerra, como se dice al hablar del almacén musical del hermano menor, Bruno Crespi.

 

Marginado por el desamor, Pietro Crespi:

 

Se encerraba horas y horas a tocar la cítara. Una noche cantó. Macondo despertó en una especie de estupor, angelizado por una cítara que no merecía ser de este mundo y una voz como no podía concebirse que hubiera otra en la tierra con tanto amor. Pietro Crespi vio entonces la luz en todas las ventanas del pueblo, menos en la de Amaranta. El dos de noviembre, día de todos los muertos, su hermano abrió el almacén y encontró todas las lámparas encendidas y todas las cajas musicales destapadas y todos los relojes trabados en una hora interminable, y en medio de aquel concierto disparatado encontró a Pietro Crespi en el escritorio de la trastienda, con las muñecas cortadas a navaja y las dos manos metidas en una palangana de benjuí. (Cien Años de Soledad, Caracas. Biblioteca Ayacucho, núm. 148. 1989, pág. 123).

 

El silencio de asombro, ante el orden y la limpieza de la música (pág. 91) se truecan también en este caso en una ruptura trágica. Una mortal disonancia. Porque como lo dirá el doctor Juvenal Urbino en El Amor en los Tiempos del Cólera (1985) varios años después: La música es importante para la salud (pág. 178).

 

Angélica o simplemente terapéutica, la música se convierte en un referente clave dentro de la obra de García Márquez. Es no sólo un espacio privilegiado y aparte, sino que su incidencia en la vida de los personajes de ficción de alguna forma determina y explica su trayectoria. La distancia simbólica que hemos señalado entre los cantos vallenatos y Bach, pasando por el bolero, incluye varias otras etapas.

 

En la hace muy poco publicada primera obra de teatro de Gabriel García Márquez Diatriba de amor contra un hombre sentado (Bogotá, Arango Editores. 1994), escrita en México en 1987, Graciela, el único personaje del largo monólogo femenino que exorcisa sus duales fantasmas arrojándoselos a la cara del maniquí conyugal, resume así la frustrada experiencia de su ascenso social:

 

Y en música, ni hablar: me sacaste cruda de los acordeones vallenatos, de los merengues de Santo Domingo, de las plenas de Puerto Rico que tronaban en las noches de las marismas y me diste a probar el veneno de Bach, de Beethoven, de Brahms, de Bartok, y claro, de los Beatles, las cinco bes sin las cuales ya no pude seguir viviendo. (pág. 51).

 

 La ulterior pedantería intelectual de esta mujer saturada de títulos -Que Mozart no existe porque cuando es malo parece Haynd y cuando es bueno parece Beethoven- no disminuye la reveladora carga autobiográfica del primer párrafo. Se impone, en consecuencia, verla más de cerca, en ese largo ejercicio de inmersión en el pasado que es toda la obra de García Márquez, y que bien puede resumir ese retorno a las fuentes o descenso a las madres, como diría el crítico Ernesto Volkening, en la contradanza que baila Bolívar o en la tiorha que ejecuta un personaje en su última novela Del amor y otros demonios (1994) donde la música sigue manteniendo sus propiedades lenitivas como es el caso del licenciado Abrenuncio de Sa Pereira Cao, el médico que en otros tiempos solía tocar el arpa a la cabecera de los enfermos para sedarlos con cierta música compuesta a propósito (pág. 30). No es raro, entonces, que un personaje, doña Olalla de Mendoza haya sido alumna de Searlatti Domenico en Segovia y toque el clavicordio.

 

Se podría seguir así, indefinidamente, corno lo ha documentado hasta la saciedad Angel Díaz Arenas en La aventura de una lectura en El Otoño del Patriarca (1992) donde desde Mambrú se fue a la guerra hasta las rancheras de José Alfredo Jiménez, desde el romance de El conde olinos hasta un tamborito como el panameño  El tambor de la alegría hacen que la música penetre y sature el texto literario con la magia de sus asociaciones, cultas o populares, para lograr una única realidad compacta: la de la letra que es música, la del cuento que es a la vez canto y poesía. De ahí a concluir que la estructura de El otoño del patriarca es la misma que la del tercer concierto para piano de Bela Bartok, como le aseguraron a García Márquez dos eruditos críticos musicales, ante el asombro del mismo quien reconoció como mientras lo escribía era una de las músicas que más escuchó, sólo hay un paso. Pero este paso, por el momento, no lo daremos nosotros. Nos limitaremos a seguir leyéndolo, como quien oye cantar. VER: file:///C:/Users/ZHNB2/Downloads/24367-24386-1-PB%20(7).PDF

 

Gabriel García Márquez y la Música: 10 canciones inspiradas

 

Bogotá, Colombia, miércoles 10 de enero de 2018, por David de Dorian, Blog sobre poesía, artículos literarios, música, miscelánea.- Hablemos de Gabriel García Márquez y la música inspirada en su obra... “Lo único mejor que la música es hablar de música” (GGM)

 

Gabriel García Márquez nos ha dejado un legado impresionante y una influencia cultural poderosa que, sin duda, seguirá irradiando de forma decisiva. Sin embargo, su notable influjo no se ha hecho notar exclusivamente en el mundo de las letras. El Nobel 82, que se consideraba un “melómano empedernido”, fan de los Beatles y apasionado de Debussy, ha influido más allá de lo literario y sus obras y personajes han inspirado a un buen número de músicos y artistas que han plasmado en sus composiciones, desde canciones pop o folclore a la ópera, su visión propia del trabajo de este maestro de la literatura universal. Aquí una muestra de 10 magníficas piezas basadas en la obra del genio colombiano.

 

 1- Banana Co. (RADIOHEAD)

 

Esta discreta cara-b de los de Oxford, compuesta por Thom York, nos habla de una pequeña ciudad -cual la bananera Macondo- en la que se levanta una gran fábrica y cómo la industrialización convierte a los agricultores en peones de la factoría. Cien años de soledad se cita como la influencia directa que inspira este tema de 1993: “Oh, Banana Co./ We really love you, and we need you/ And oh, Banana Co./ We'd really love to believe you”

 

2- Después de los despueses (SABINA Y SERRAT)

 

“Después de los despueses” es el homenaje de Sabina y Serrat a su amigo Gabo. Aparecido en el álbum La orquesta del Titanic (2012), el tema incluye en su letra referencias directas a la figura y la literatura del colombiano, a quien ambos cantautores visitaron con motivo de la celebración de su 85 cumpleaños: “Bendito infierno/ La pasión según el Gabo/ oxida y envejece/ Cobra vida en invierno/ Y amanece con cuernos y sin rabo”

 

3- Macondo Expréss (MODENA CITY RAMBLERS)

 

La banda de folk-rock italiana basa la mayor parte de su disco Terra e Libertá (1997) en Cien años de soledad, con canciones como esta, "Remedios la bella" o "Il ballo di Aureliano", exceptuando “L'amore ai tempi del caos", inspirada por El amor en los tiempos del cólera. “Está llegando un tren de extranos pasajeros/ Il circo arriva in piazza ed il villaggio si risveglia./ Y todo el mundo sale para dal la bienvenida/ Arcadio e Pablo Marquez sono in fila dai tatuaggi,/ e il piccolo Buendia è sul vagone con il ghiaccio”

 

4- San Petersburgo (SILVIO RODRIGUEZ)

 

El cantautor cubano, que hace unos días recordaba al escritor en una emotiva carta publicada con motivo de su muerte, nos recrea en “San Petersburgo” la historia de una novia abandonada. Según Silvio, fue Márquez quien le contó esta historia durante un vuelo en el que ambos eran los únicos pasajeros, así que no tuvo más que echar mano a su guitarra y recordar las palabras del maestro: “Sobre algún puente bordado de historias, / abandonada, lloraba la novia/ su blanca noche sin gloria”

 

5- Macondo (OSCAR CHAVEZ)

 

Este tema del mejicano Oscar Chávez se convirtió en todo un clásico de la música latinoamericana y un homenaje monumental a Gabriel García Márquez y al mítico pueblo de Cien años de soledad. Muy versionado por otros grupos folclóricos del continente, la canción repasa los personajes de la novela y algunas de sus más emblemáticas imágenes: “Y me imagino y vuelvo a vivir/ en mi memoria quemada al sol /mariposas amarillas/ Mauricio Babilonia/ mariposas amarillas, que vuelan liberadas”

 

6- I Will Hold On (MOXY FRUVOUS)

 

Después de leer El amor en los tiempos del cólera, este cantautor canadiense fue inspirado por la pluma del maestro para componer “I will hold on”, una sosa canción de amor de lo más convencional, pero basada en la obra del premio Nobel. Según el cantante, la novela de Márquez fue una obra que cambió su vida, llegando a declarar que "[El amor en los tiempos del cólera] me proporciona mi modelo empírico para la noción del verdadero amor".

 

7- Remedios the Beauty (THE BILL FRISELL BAND)

 

Basada en uno de los personajes esenciales de Cien años de soledad (de nuevo), la bella Remedios, que asciende directamente al cielo por su hermosura, la banda del guitarrista jazz estadounidense Bill Frisell compone esta pieza para su álbum de 1988, Lookout for Hope, creando las atmósferas musicales propias y extrañas pero sugestivas texturas para uno de los pasajes más recordados y mágicos de la novela, la de su hermosa ascensión.

 

8- Remedios the Beauty (OREN AMBARCHI)

 

Remedios la Bella también ha inspirado al músico vanguardista australiano Oren Ambarchi, quien a base de sonidos electrónicos y texturas oníricas y somníferas nos presenta desde su álbum Grapes from the estate (2004) su personal visión instrumental de uno de los personajes más maravillosos de Cien años de soledad, sin duda la obra más estimulante para los músicos lectores de Márquez.

 

9- 20,000 fools (DANIEL RACHEL)

 

Daniel Rachel es un joven cantante y compositor británico de estilo folk-pop con claras influencias de Dylan y otros cantautores norteamericanos. 20,000 fools, uno de los temas de su segundo disco, Taste of money (2006) fue compuesta tras la lectura de Cien años de soledad, que el mismo músico apunta en su web como “una novela muy recomendable”, y en la que se basa esta sentida y plácida canción, la más antigua del álbum: “will you be the man to hold up your son/ when all is lost but life”

 

10- Love and other demons (PÉTER EöTVös)

 

Esta ópera en dos actos con música de Péter Eötvös y libreto de Kornél Hamvai se basa en Del amor y otros demonios (1994). La obra se estrenó en 2008 y cuenta la historia de la niña Sierva María, protagonista de la novela, que es mordida por un perro rabioso y sometida a continuos exorcismos, siendo una de las tres óperas dedicadas a las obras del autor, junto a Florencia en el Amazonas de Daniel Catán, inspirada en el Amor en los tiempos del cólera, y Eréndira, musicalizada por Violeta Dinescu. VER: http://www.rocknblogsuicide.com/2014/04/gabriel-garcia-marquez-y-la-musica-10.html

 

Manojo de algoritmos

 

Buenos Aires, Argentina, miércoles 10 de enero de 2018, por Mariano Gistaín, Letras Libres.- Eres un conjunto de algoritmos, resígnate. En el cuento “La tercera resignación”, de Gabriel García Márquez, un muerto crece en su caja, consciente de que lo roen los ratones en la muerte inmóvil (pero viva). Yuval Noah Harari, en Homo Deus, declara que estamos compuestos por algoritmos. Hay un párrafo al principio de El autómata insurrecto, de Edgar Prieto Nagel (en Google Books): “Hoy sabemos que la materia se autoorganiza en base a algoritmos ciegos.”

 

Esto encaja con el fervor por el método barato para editar el ADN, CRISPR, y en el éxito del big data. Harari predice que el big data será la próxima religión, el dogma, pues los humanos necesitamos siempre un relato, una narración que dé sentido a las cosas que hacemos (o que nos hacen hacer los algoritmos).

 

Un algoritmo, a pesar de ese nombre crispado (CRISPRado), es una secuencia de instrucciones para hacer algo: abre la nevera, saca la leche, viértela en un vaso, ponla en el micro, dale veinte segundos: ya. Un conjunto de programillas ensamblados en capas, a golpes de evolución, a trozos. Eso, bien compactado, nos gana al ajedrez, al Go, a conducir, a entender los trillones de datos que son carne de su carne (bit de su bit, o qbit de su qbit). Es así: los coches van solos, con el chófer (qué palabra) vigilando, por si acaso. Por si falla el algoritmo. Que no falla. Le hemos quitado al algoritmo la capa de conciencia, que era la que distraía al conductor. Cuando todos los coches sean autónomos todos sabrán dónde están todos. El atasco en la autopista del cuento de Cortázar no podrá producirse.

 

Bueno, hasta que se concrete el nuevo paradigma hay que aguantar en el mundo cárnico. A fin de cuentas la vida sigue parecida a ayer, n ayeres bailando en la cuerda floja (las supercuerdas). Lo que constata Harari en la obra citada: “la ciencia converge en un dogma universal, que afirma que los organismos son algoritmos y que la vida es procesamiento de datos”. La ciencia está en eso, los coches van solos y quizá, si llegáramos a fin de mes, si pudiéramos dormir un rato, podríamos alegrarnos de asistir a época tan fascinante en la que podremos vernos, como el muertito de García Márquez, en plena descomposición. La descomposición la estamos vi(vi)endo; el reto va a ser el siguiente: si al recomponernos de nuevo, estaremos ahí, como el dino de Monterroso, o habremos desaparecido porque los humanos ya no éramos necesarios. (De hecho el dinosaurio de Monterroso no está.)

 

También recoge Harari el amplio consenso científico en que las decisiones las toma el genoma (o el entorno) siempre un segundo antes de que decida la mente consciente. La mente consciente ya no está en el paradigma: ha volado. Los experimentos que verifican esta afirmación forman parte de la cultura de ascensor: ¿por cierto, sabes que no existe el libre albedrío? En la peli de José Luis Cuerda Amanece que no es poco todo el pueblo debate sobre el libre albedrío. Esa película es de las más valoradas y vigentes del cine español, según la tesis doctoral de Luis Alegre, leída hace unos meses y aún –inexplicablemente– inédita. El arte se anticipa a la ciencia, pero eso es porque hay un algoritmo con esa función.

 

Bien, ya estamos en ese modelo, lo vamos asimilando; quizá podamos hacer algo. Empiezas a morir cuando empiezas a envidiar a los amigos que se te han muerto. El telómero, siempre obediente, se acorta si cedes a esa pulsión. El muerto-vivo de García Márquez y los muertos de Rulfo nos hablan de la muerte algorítmica, se anticipan y explican ese hervor del estado intermedio: si todo se transforma el algoritmo habrá previsto su propia supervivencia, o su transformación.

 

En su magnífico Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante –finalista del Premio Anagrama de Ensayo– Luciano Concheiro achaca al capitalismo la aceleración que nos deshace, y lo argumenta muy bien: todo concuerda, más crecimiento, más producción, más beneficios, más velocidad. Pero quizá podría ser de otra manera: los algoritmos que nos llevan han engendrado esta velocidad para asegurar su supervivencia. Quizá somos contenedores huecos de esos manojos de instrucciones que pelean entre sí. No sabemos cuál es el designio último, si lo hay, con el que han sido programadas esas secuencias de comandos (Santo Tomás veía la prueba de la existencia de Dios, pero ahora es impopular). A lo mejor este capitalismo loco que nos lleva y nos devora es solo un requisito para que el algoritmo espabile y se desvele a sí mismo. Solo este sistema de competición enloquecida puede destriparse y evolucionar (porque así, en efecto, no se puede estar): a fuerza de acelerar encontrará su última línea de código, la que quizá dice: “sigue, sigue, no pares”.

 

Es posible, ya puestos, que la secuencia de algoritmos haya estado utilizando a los humanos durante doscientos mil años (qué es eso para un algoritmo) para acicalarse en la sombra y que ahora, en este siglo cualquiera, haya llegado el momento, su momento, en el que, por fin, se manifiesten, dejen de actuar mediante un cuerpo interpuesto (somos meros avatares) y tomen el control. No nos necesitan (este es el meme más poderoso de hoy) y en cuanto puedan funcionar solos, lo harán. Ay. Y nosotros, ciegos en el corto plazo, preocupados por los empleos que nos quitan los robots. Por cierto, el perfil más demandado es: ¡constructor de algoritmos!

 

Ante tanto determinismo y tanto ajetreo Luciano Concheiro propone vivir intensamente el instante. Y cita a Octavio Paz: “Un instante y jamás. Un instante y para siempre. Instante en el que somos lo que fuimos y seremos. Nacer y morir: un instante. En ese instante somos vida y muerte, esto y aquello.” VER: http://www.letraslibres.com/espana-mexico/revista/manojo-algoritmos

 

Ejemplo de Algoritmo narrativo

 

Bogotá, Colombia, miércoles 10 de enero de 2018, por Redacción Ejemplode.com, año 2017.- Un algoritmo narrativo es un conjunto de instrucciones que permite realizar en forma lógica un trabajo literario.

 

Los manuales de usuario, o instructivos son algoritmos narrativos y son es una serie de lineamientos que nos permiten realizar la narración en la forma más clara y conforme a las reglas de escritura.

 

Las reglas algorítmicas, pueden variar, tal y como se realiza en un instructivo, adecuándose al tema en específico, en forma original.

 

El algoritmo también se presenta en las matemáticas y en la informática.

 

Ejemplo de algoritmo narrativo:

 

El algoritmo de instructivo e ventas

 

Inicio

Paso 1. Recibir a las personas que lleguen al mostrador

Paso 2. Saludar con cordialidad

Paso 3. Preguntar qué es lo que necesita.

Paso 4. Mostrarle la mercancía que le pueda interesar

Paso 5. Recibir el pago

Paso 6. Entregar la mercancía.

Fin

VER: http://www.ejemplode.com/41-literatura/3050-ejemplo_de_algoritmo_narrativo.html

 

La Belleza Orgánica tras los Algoritmos Musicales

 

Buenos Aires, Argentina, miércoles 10 de enero de 2018, por Marcos Martínez, Dedicado a E., por hacerme entender el amor a la música de un modo diferente, abierto y menos racional, La Piedra de Sísifo.- Una alfombra tridimensional e invisible de vectores orgánicos que rotan y se retuercen sobre sí mismos, virando su sentido con el tiempo a medida que quien escucha avanza a través de la siguiente pista, vibrando con las notas que los recorren y peinados mediante un cálculo basado en las sensaciones de quien presta atención al sonido. Únicos para cada persona, definidos con el poder de las matemáticas en base a las emociones. Estructuras congeladas en tiempos breves que fluyen en cuanto corren los segundos. Es casi una obra de arte que no podemos ver, oler o acariciar. Es un algoritmo.

 

Si te apasiona la música, es posible que este artículo te guste. Pero, en base a una conversación que tuve al respecto hace días, también es posible que acabes asqueado por su discurso. ¡La música se siente, no se calcula!, escucho en mi cabeza con una voz que finge enfado. Pero yo me pregunto, ¿por qué no ambos? ¿Y si los algoritmos que predicen la siguiente canción para ti encerrasen cierta belleza? ¿Por qué no ser eso mismo un arte efímero saturado de números?

 

El sistema de reproducción automática de YouTube sigue la mecánica estelar de los grandes atractores gravitatorios

 

«Qué título más raro, no hay quien lo entienda», pensará la mayoría de la gente. Pero voy a intentar explicarlo porque hace algo más de un mes me di cuenta de lo que considero una serendipia maravillosa: el sistema de reproducción automática de YouTube, ese proceso por el cual salta una pista una vez ha acabado la anterior, puede ser dibujado sobre un diagrama causal para dar forma a estructuras que me recuerdan vagamente a los grandes atractores gravitatorios (como el Gran Atractor de Laniakea) porque tienden a conformar lazos más o menos cerrados (he detectado entre dos y seis canciones) sobre las que pasa una y otra vez.

 

 

 

Ocurría un 21 de agosto de 2017, y escuchaba un concierto de Thom Yorke en YouTube. Acostumbro a tener siempre música de fondo para escribir, y dado que me dedico a ello entre seis y doce horas diarias puedo decir con ilusión que puedo permitirme el lujo de vivir escuchando música. Pero pocas horas después de empezar a redactar vino el bloqueo, que visualizo como un disco de vinilo con ese tipo de muesca que hace que la aguja salte de nuevo al minuto anterior, estropeando la experiencia de degustar música. Me centré en lo que sonaba y me di cuenta de que había escuchado esa misma canción hacía poco. Entré a la pestaña de reproducción y pulsé sobre la siguiente pista. Esa también la había escuchado apenas unos minutos antes, y la siguiente también. Y la otra.

 

En un particular Día de la marmota, el reproductor me daba una lista casi cerrada de canciones que había escuchado a lo largo de la mañana, como si Thom Yorke no tuviese más discografía que las diez o doce pistas que me ofrecía el sistema, una y otra vez. ¿Qué había ocurrido con el resto de la música? ¿Por qué las canciones parecían gravitar hacia esas que me mostraba? ¿Formaban una estructura? Hacía falta hacer un experimento para confirmar esta hipótesis porque, ¿y si las listas de reproducción de YouTube simulasen la gravitación de los grandes atractores?

 

El gran atractor de Laniakea

 

Es posible que los lectores no hayan oído hablar de Laniakea, esa pequeña parcela del cosmos formada por el supercúmulo de galaxias al que pertenece la nuestra. Esta estructura de cielos inconmensurables (es lo que significa la palabra hawaiana) tiene a su vez una particularidad que se da a menudo en el universo: atrae la materia cercana, motivo por el que recibe el nombre de el gran atractor de Laniakea.

 

 

 

La Luna gira alrededor de la Tierra, esta lo hace alrededor del Sol, que gira a su vez sobre la Vía Láctea a lo largo de uno de los brazos de la espiral. La mayoría de las explicaciones se quedan aquí, sin mencionar que la Vía Láctea parece precipitarse hacia una superestructura a la que llamamos Supercúmulo de Laniakea. En la imagen superior se pueden ver, como nervios, los diferentes caminos gravitatorios que seguirían las galaxias o. Ramificaciones hacia un núcleo deprimido del universo, zarcillos cósmicos que representan el paso gravitatoriamente deprimido de enormes estructuras, como la cuenca de un río sobre la que sabemos fluirá el agua cuando llueva. Por lo que sabemos, hay miles de millones de estas formaciones, con la salvedad de que este es el más cercano a nosotros.

 

 

Si una pista me llevaba a otra, gravitando siempre hacia un conjunto de dos a seis canciones, quizá YouTube podía ser representado mediante una imagen similar. Nubes de canciones que orbitan y se precipitan hacia la siguiente. Y, al final, un lazo.

 

El diseño del experimento

 

Las hipótesis están bien, pero han de ser demostradas para resultar válidas. De modo que el mismo 21 de agosto diseñé un experimento, anotando todas las pistas por las que la reproducción automática pasaba hasta dar con el lazo cerrado o cúmulo (atractor) sobre el que las canciones caían.

 

Pronto (varias horas después) localicé un lazo de cinco pistas de Thom Yorke que se repetían y se llamaban unas a otras: Lollapalooza, Analyse, Ingenue, un concierto en Québec, y Black Swan.

 

 

 

Una vez di con esta estructura deprimida de la lista de reproducción, amplié el círculo y apunté 50 pistas relacionadas que incluían el nombre de Thom Yorke en su título. Las anoté sobre un papel, elegí la primera y le di a reproducir. Luego la segunda, y la tercera, anotando las siguientes pistas de reproducción automática hacia las que caían.

 

Algunas pistas, como The Clock (es evidente que hay más de un The Clock de Yorke en YouTube, pero elegí solo una de sus versiones) caían en un 100% de los casos en Cymbal Rush (de nuevo, una de las versiones), mientras que otras pistas, como Hearing damage, caían en un 95% hacia Analyse y un 5% de las veces hacia Ingenue.

 

Hice, para cada pista, un total de 20 reproducciones, e ignoré buena parte de las canciones elegidas. Por ejemplo, en el diagrama en forma de flechas que he plasmado aquí he dibujado solo aquellas canciones que llevan en al menos en un 50% de las veces a una única canción. La mayoría de las pistas caían en proporciones no consistentes hacia otras pistas, quizá extremos de sus propios atractores en algún otro lugar de YouTube.

 

Una vez tuve suficientes datos los guardé y volví a repetir el experimento los días 24 y 27 de agosto de 2017. Los resultados eran muy parecidos, pero no idénticos. El lazo central permanecía casi estable, pero el día 24 la pista Ingenue llevaba al concierto de Québec en tan solo un 95% de las veces. El día 27 de agosto, el concierto de Lollapaloozallevaba un 10% de las veces fuera del atractor, aunque este permanecía consistente en cierta medida.

 

Tras esto, y durante los siguientes quince días, presté atención a las canciones que sonaban en la lista de reproducción, notando a menudo cómo YouTube recomendaba varias veces la misma canción a lo largo del día. Y cómo estas no se repetían en exclusiva, sino acompañadas de otras canciones que ya había escuchado, en estructuras similares a esto que he mostrado antes:

 

 

A-B-C-B-C-B-C-(B-C)-(B-C)…

A-B-C-D-E-F-D-E-F-(D-E-F)-(D-E-F)…

A-B-C-D-E-F-G-(D-E-F-G)-(D-E-F-G)…

 

Aunque sospecho que son más frecuentes las cadenas con lazos más abiertos, de decenas o incluso cientos de canciones, es curioso cómo uno acaba precipitándose a listas de reproducción circulares.

Algunas conclusiones que considero divertidas

 

Tras los experimentos saqué algunas conclusiones divertidas, interesantes y, para mí, bonitas:

 

Los lazos de canciones, a los que llamé atractores por el Atractor de Laniakea, parecen frecuentes en YouTube. Existen, y son consistentes durante un tiempo.

 

Sin embargo, mutan a medida que transcurren los días, quizá por el uso que el usuario da a la plataforma. A medida que interacciona con la misma, pulsa sobre Me gusta o No me gusta, modifica su propio perfil y con ello los resultados de salida.

 

De ser este el motivo, estos atractores son únicos y específicos para cada usuario, y caducos.

 

Es curioso cómo estas estructuras de datos se encuentran, invisibles, entre nosotros, y cómo los algoritmos son capaces de crear una belleza orgánica de la que no somos conscientes. Habrá quien diga que la música no está para esto (sí, estoy pensando en ti, E.), que en cierto modo la desprestigia, pero no puedo evitar emocionarme al descubrir formas de arte transgresoras dibujadas con el propósito de hacer disfrutar de la música. Dedicado a E., por hacerme entender el amor a la música de un modo diferente, abierto y menos racional. VER: http://lapiedradesisifo.com/2017/09/25/la-belleza-organica-tras-los-algoritmos-musicales/

 

 

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