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Luis Alberto Gallegos

CAMBIO CLIMÁTICO Y MUNDO LABORAL

CAMBIO CLIMÁTICO Y MUNDO LABORAL

Por: Luis Gallegos
Santiago, 4 de mayo del 2005

La ciencia climática aún esta en su fase germinal y hay muchos aspectos de este fenómeno que aún los científicos no los han podido discernir suficientemente. No existe un laboratorio donde se pueda experimentar con el cambio climático. A lo más hay modelos matemáticos y de simulación que sirven de instrumentos de pronóstico estimativo a los especialistas. Los escasos laboratorios de donde se puede extraer algunas luces acerca del calentamiento global, lo constituyen los glaciares hacia donde periódicamente migran crecientes expediciones científicas para investigar una suerte de arqueología del hielo que, al igual que la corteza de un árbol, encierra en sus capas los secretos de los ciclos de evolución del clima global.

¿QUÉ ES EL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL?

Nuestro planeta recibe energía del Sol en forma de radiación ultravioleta (UV). De su parte, la Tierra emite energía bajo la forma de radiación infrarroja. Estos dos grandes flujos energéticos deben estar equilibrados para que exista una armonía climática sana para la vida terrestre. Pero en la atmósfera existen en cantidad desproporcionada los denominados gases invernadero que absorben la mayor parte de radiación infrarroja terrestre, convirtiéndose en virtuales “frazadas” planetarias. Este efecto se llama el "Efecto Invernadero" o “Calentamiento Global”.

Según los científicos, la temperatura de la superficie terrestre ha aumentado aproximadamente 0.6°C en el último siglo. El consenso científico pronostica que habrá un aumento global de la temperatura entre 1.5 y 4.5°C en los próximos 100 años.

Los gases de efecto invernadero que provocan este calentamiento global son el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos. El predominante es el dióxido de carbono (CO2) que es generado por el uso indiscriminado en la producción industrial, energía, el transporte y la vida doméstica de los combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón.

Los efectos de este calentamiento global se expresan en diversas esferas de la vida humana: desequilibrios económicos sobre todo en países que dependen de recursos naturales; impacto directo en la expansión del área de enfermedades infecciosas tropicales como la malaria, dengue y cólera; debido al deshielo de los glaciares de los casquetes polares y de las altas montañas de la región andina el nivel del mar podría subir y amenazar islas y áreas costeras bajas; se producirían inundaciones de ciudades; tormentas más intensas; la extinción de incontables especies de plantas y animales; fracasos en cultivos en áreas vulnerables y aumento de sequías. Es decir, una alteración sustancial e incluso colapso de ecosistemas y de economías particularmente vulnerables por sus escasos recursos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "El cambio climático con certeza conllevará una significativa pérdida de vidas".

CAMBIO CLIMÁTICO Y LA INDUSTRIA

Factores ambientales en la producción, como la calidad del agua, partículas en suspensión en el aire, el nivel de decibeles o sustancias tóxicas, son posibles de medir mediante indicadores cuantificables en su impacto en la salud humana y en los trabajadores. Sin embargo, en el caso del cambio climático no hay manifestaciones tan visibles y tangibles de sus efectos, debido a que su impacto es detectable, pronosticable y medible en períodos de tiempo de largo plazo, y sus manifestaciones en la producción y en la salud humana a veces se mimetizan con otros factores geoeconómicos, geoambientales y geopolíticos.

El crecimiento industrial, las modernas prácticas agrícolas y el uso de transporte y energía han creado los problemas mundiales del cambio climático. Según estudios, el origen de las mayores emisiones de dióxido de carbono radica en el sector energético en una proporción del 71%; en el de la agricultura, con un aporte del 15%; en el de residuos, con un 4,90%; en el de disolventes, con un 0,50%; y el resto, 8,60%, se distribuye entre varios otros sectores de la producción. Los países responsables de las mayores cuotas de emisión destacan los EE.UU., China, Rusia, Japón, India, Alemania, Canadá, Inglaterra, Corea del Sur e Italia, donde el primero aporta cerca del 25% de CO2 global.

Al mismo tiempo, la economía mundial es cada vez más sensible al tiempo y al clima. Científicos sostienen que el cambio climático podría producir un impacto mucho más destructivo que el terrorismo. Las compañías de seguros del mundo han visto empinarse crecientemente en los últimos años sus desembolsos en pólizas debido a siniestros provocados por el cambio climático, como sequías, inundaciones, pérdidas de cosechas, desastres, etc. Es decir, la producción mundial debe considerar al cambio climático como uno de los mayores factores de riesgo para los sistemas productivos, con su secuela de pérdidas económicas, mayor desempleo y deterioro de la sustentabilidad productiva.

El cambio climático debe pasar a constituir la agenda de la economía global. Los empresarios, los trabajadores y el Estado deben adoptar planes de contingencia frente al cambio climático. Algunas de ellas son medidas urgentes orientadas a reducir el nivel de emisión de gases de efecto invernadero en los sectores energético y de transportes.

Los tres actores de la producción, junto a otras organizaciones sociales, pueden jugar un papel importante a favor de la adaptación y mitigación respecto al fenómeno del cambio climático. En particular, los sindicatos pueden brindar una contribución sustancial en la integración de la dimensión social, el empleo, la implementación de los programas de cambio climático. Las organizaciones sindicales deben fomentar actividades de formación, sensibilización e información para desarrollar la capacidad de los trabajadores de contribuir al cambio de los patrones no sostenibles de producción y consumo.

En este sentido, hay que destacar la necesidad de la aplicación de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) como un elemento que debe contar con la participación sindical. Es imprescindible promover el apoyo sindical al Protocolo de Kioto y la urgencia de crear redes de apoyo y soporte a los países andinos en vías de desarrollo más vulnerables que no disponen de sistemas de protección social que les permita afrontar los efectos adversos del cambio climático y la prioridad de estudiar los impactos de las políticas de mitigación del cambio climático sobre el empleo y el mercado laboral en la Subregión Andina.

Es importante la formación de los trabajadores y la adopción de criterios de sustentabilidad para asegurar que los Proyectos de Desarrollo Limpio contribuyan al desarrollo sustentable local, a la mejora de las condiciones de trabajo y a la generación de empleo. Los proyectos realizados en el marco de MDL deben permitir la participación de los trabajadores y de sus representantes, tanto de los países promotores como de los receptores o anfitriones de la tecnología, en el seguimiento de dichos proyectos y en su evaluación final. Asimismo, estos proyectos deben garantizar la adicionalidad respecto a la reducción de las emisiones globales y el desarrollo sostenible de las comunidades locales.

Es necesario que los agentes económico-sociales como el Estado, los empresarios y los trabajadores generen mesas de diálogo y un trabajo en conjunto en torno al cambio climático, incorporando este tema en las agendas de la producción, la gestión empresarial y en la movilización y organización de los trabajadores en sus sindicatos y federaciones. Este diálogo debe permitir avanzar hacia un modelo de desarrollo y un sistema productivo sustentable; mejorar la competitividad de las economías andinas promoviendo para ello la innovación y la mejora de la capacidad tecnológica de las empresas y unidades productivas; mejorar la capacidad de las economías para generar más empleo con mayor calidad y para elevar los niveles de cohesión social. Este diálogo social tripartito debe ser una herramienta esencial para cumplir el Protocolo de Kioto.

CAMBIO CLIMÁTICO Y AGRICULTURA

En el caso agrícola, la preocupación científica es global. Los cambios en el clima podrían reducir la calidad y cantidad de los productos básicos para la subsistencia humana, la confiabilidad de las producciones y la sustentabilidad de recursos como el agua. Es más. En la reciente Cumbre de Cambio Climático realizada en Argentina en diciembre del 2004, se planteó que no pasará mucho tiempo antes que la producción agrícola se vea mermada. "La caída en la producción agrícola comenzará a sentirse bastante rápido. En una escala de 20 años podremos ver los impactos", señaló Dieter Schoene, funcionario de la FAO.

Si bien el cambio climático por los altos niveles de CO2 en la atmósfera provocará crecientes procesos de desertificación, reducción de la cantidad y calidad de los productos agropecuarios, colapsos de sistemas agroproductivos y hambrunas, también habrá casos donde plantas como el trigo, el arroz o la soya tendrán una mejor eficiencia fotosintética que el maíz o la caña de azúcar, lo que aumentaría su producción. También podrían estimularse cultivos en zonas donde antes no existían; por ejemplo, según un estudio de la FAO muchos países industrializados (áreas de América y Europa, e incluso Rusia) se tornarán aptas para cultivar cereales.

Sin embargo, los grandes perdedores serían países de América Latina y el Caribe, así como de África y Asia, donde las alzas de la temperatura dejarían muchas tierras improductivas. En Sudamérica aumentarán las áreas que requieren riego. Si hoy 170 millones de hás. dependen de las lluvias, con el calentamiento global serían 320 millones. En Centroamérica y el Caribe, éstas pasarán de 75 a 100 millones de hectáreas. En cambio, en las zonas tropicales y sub-tropicales los períodos de crecimiento de los cultivos serían mucho más cortos.

Es decir, las vulnerables economías agrícolas de los países andinos tendrán severos impactos en sus sistemas productivos, con el agravamiento de la pobreza, miseria y desigualdad ante las economías de otros países o de otros sectores productivos que podrían tener mejores condiciones de mitigación y adaptación al cambio climático.

No obstante, en este sector también es posible y quizá más urgente establecer alianzas entre los agricultores, el Estado, sistema financiero, organismos internacionales como la FAO, ONGs y los centros de investigación científica que permitan estudios específicos, inversiones y líneas de crédito respecto a tipos de producción agrícolas y de gestión productiva que mitiguen y se adapten al calentamiento global.

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