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Luis Alberto Gallegos

¿Cómo hacer para que los Acuerdos de Cochabamba se hagan realidad?

Santiago, Chile, viernes 16 de abril de 2010, por Luis Alberto Gallegos, editorial de Boletín GAL.-  La Cumbre Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático en Bolivia la próxima semana es la ocasión propicia para generar una propuesta global sobre el cambio climático en términos democráticos, sensatos y razonables.

 

No hay caso, las potencias persisten en su terca carencia de voluntad política para adoptar decisiones y resoluciones que permitan despejar opciones para un acuerdo global sobre el cambio climático.

 

Los EEUU no sólo presionan a Ecuador y Bolivia (1) para que –bajo amenazas de no apoyarles financieramente-  suscriban su acuerdo de Copenhague que, tal como lo dice el gobierno de Ecuador, no tiene mayor significado si no es vinculante (2). En los acuerdos de la Cumbre Nuclear en Washington no aparece ni un solo párrafo que permita entender este tema en el marco de la lucha contra el cambio climático y del debate sobre la matriz energética. La reciente reunión de negociación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático realizada el 9-11 de abril en Bonn (3), no produjo ni un avance significativo en esta materia. Es decir, obviamente hay un estancamiento de la institucionalidad global frente al cambio climático, por responsabilidad principal de las grandes potencias.

 

Pero no sólo de negligencias está sembrado este camino. También de operaciones encubiertas. Las propias corporaciones transnacionales han pasado a la ofensiva intensificando sus lobbies en contra de los científicos del IPCC para desacreditar los estudios hasta ahora realizados por la ONU. Por otro lado, desde Bolivia se ha advertido que "hay que cuidarse del capitalismo, el imperialismo tiene sus mecanismos para hacer fracasar esta reunión (Cumbre de Cochabamba). El capitalismo tiene tantos tentáculos para hacer fracasar y no podemos ser instrumentos del imperialismo" (4)

 

Producto de las maquinaciones políticas y mediáticas de los grandes emisores de GEI, las encuestas que se han realizado en algunos países como, por ejemplo, en Inglaterra arrojan que la opinión pública ha aumentado su escepticismo frente al cambio climático. Según estos sondeos, “el porcentaje de británicos que creen que el cambio climático es una realidad ha bajado del 44% al 31% desde el año pasado, según un sondeo de Ipsos Mori. Un 29% también lo cree, pero no está tan seguro” (5). Por cierto, las encuestas también son instrumentos para estos propósitos

 

En este contexto, la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático en Bolivia la próxima semana es la ocasión propicia para generar una propuesta global sobre el cambio climático en términos democráticos, sensatos y razonables. Una propuesta de los pueblos del mundo que sea la alternativa a la que las potencias dominantes han pretendido imponer a su antojo y transgrediendo la institucionalidad de la ONU, como ocurrió en la capital danesa.

 

La ciencia ya ha dicho su palabra. Los líderes globales han tenido su oportunidad en la Cumbre de Copenhague. Y, sin embargo, hasta ahora no hay opciones vinculantes ni acuerdos con fundamento científico que permitan a las naciones del Planeta entender, asumir y ejecutar políticas climáticas con sentido común.

 

Cochabamba es la opción que los pueblos del mundo han elegido para generar propuestas concretas en torno a 18 mesas temáticas de trabajo: Causas Estructurales; Armonía con la Naturaleza; Derechos de la Madre Terra; Referéndum; Tribunal de Justicia Climática; Migrantes Climáticos; Pueblos Indígenas; Deuda Climática; Visión Compartida;  Protocolo de Kioto; Adaptación; Financiamiento; Desarrollo y Transferencia Tecnológica; Bosques; Peligros del Mercado de carbono; Estrategias de Acción ; Agricultura y Soberanía Alimentarias; y Conflictos Socioambientales.

 

Falta aún considerar los temas de Agua, Glaciares, Energía y Reforma de la ONU que son componentes esenciales en el problema y en la solución del cambio climático a nivel local y global. Quizá en el desarrollo del evento se generen estas nuevas mesas de trabajo.

 

La Cumbre de Cochabamba se configura como una de las escasas y brillantes ocasiones que la Humanidad tiene para decir su palabra y presentar su manera de crear nuevos caminos para resolver temas globales.

 

Sin embargo, una pregunta que todo ciudadano o ciudadana se pudiera hacer es: ¿Qué peso podrían tener los acuerdos que se generen en Cochabamba que permita modificar la tendencia que las grandes potencias le han impreso a este proceso sobre el cambio climático? ¿No existe el riesgo de tener un excelente evento global en donde se resuelvan y acuerden estupendas conclusiones pero sin capacidad de ejecución? ¿En qué medida esta Cumbre será ejecutiva y no sólo declarativa? ¿De qué manera combinar la negociación con la lucha directa de la ciudadanía local, nacional y global? En otras palabras, ¿Cómo hacer para que los acuerdos de Cochabamba se hagan realidad?

 

El Grupo virtual de Trabajo 16 de Estrategias de Acción se planteó desde el inicio de su actividad claramente esta cuestión: “El resultado de una negociación es la expresión de una determinada correlación de fuerzas. Sólo es posible enderezar el curso actual de las negociaciones con una activa participación propositiva y movilizada de los pueblos del mundo. ¿Qué plan de acción debemos acordar en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra? ¿Qué medidas de movilización, organización, comunicación, capacitación, acción legal, parlamentarias, cabildeo y otras debemos desarrollar a nivel local, regional, internacional para incidir desde adentro y desde afuera de la negociación de cambio climático? ¿Los problemas del cambio climático se van a resolver sólo con una negociación exitosa en México? ¿Qué otras medidas de acción son necesarias?” (6)

 

Este es el punto clave.

 

La ciudadanía ya ha tenido más que suficientes discursos de los líderes mundiales en quienes se depositó una expectativa y esperanza. Y sólo obtuvo frustración.

 

En este período, la ciudadanía ya no está para más discursos y argumentos científicos. La ciencia ya dio su palabra. Ya se ha dicho lo suficiente y lo sólido en este sentido. La ciudadanía tampoco está para más declaraciones líricas y brillantes retóricas. Hoy es el momento de las decisiones políticas y las acciones concretas. Y, considerando que los líderes de los gobiernos en la reunión de Copenhague no lograron ningún resultado eficaz, hoy la posta está en manos de la ciudadanía y los pueblos del mundo.

 

Preguntas claves:

 

¿Cómo construir un amplio movimiento ciudadano en lo local, nacional y global que haga realidad los acuerdos de Cochabamba?

 

¿Cómo diseñar y ejecutar un razonable y viable plan de trabajo para Cancún (2010) y Sudáfrica (2011)?

 

¿Cómo crear amplias alianzas locales, nacionales y globales con autoridades, instituciones públicas y privadas y gestores socio-ambientales?

 

¿Cómo articular compromisos concretos de gestión y gobernabilidad climática con los decidores de las políticas públicas climáticas locales, nacionales y globales?

 

¿Cómo generar campañas de sensibilización de la opinión pública y de denuncia contra los responsables de emisiones de GEI a nivel local, nacional y global?

 

¿Cómo difundir masivamente los acuerdos de Cochabamba en la prensa, eventos y en las redes?

Podríamos sumar muchas otras preguntas. Pero lo importante son las respuestas. Y éstas las tienen los participantes en la Cumbre.

 

Los integrantes del foro del Grupo 16 de Estrategias han tenido un apasionante diálogo sobre estas materias, que se resume en nota aparte de esta edición. Pero aún falta debate y ponerle “músculos” al “esqueleto” diseñado. Quizá más que elaborar un extenso listado de acciones por hacer, habría que sintetizarlas en dos o tres campañas potentes de aquí a diciembre de 2010, para cuando se realice la COP 16 en Cancún, México.

 

Quizá habría que considerar con meticulosidad en la estrategia y táctica la necesidad de construir una orgánica ciudadana sólida a nivel global, con expresiones nacionales y locales, que se constituya en una fuerza social y política contundente para presionar con formas diversas, creativas y eficaces a los gobiernos más recalcitrantes a adoptar acuerdos sobre los puntos más álgidos y sensibles del cambio climático.

 

Del mismo modo que se construya y desarrolle una fuerza ciudadana que interpele, denuncie y presione a los defensores del modelo económico que genera el cambio climático, simultáneamente habría que convocar con persuasión inclusiva, holística y generosa a todos aquellos potenciales aliados en esta larga y compleja lucha. Y en ambos casos, hay que negociar y llegar a compromisos y acuerdos vinculantes y no sólo declarativos. La gestión del conocimiento y la gestión climática nos invitan a ser firmes y duros en nuestras convicciones, pero también a ser flexibles en las negociaciones de resolución de conflictos que, por tratarse de intereses multilaterales, hacen de este escenario una situación altamente compleja.

 

 

Vayan nuestros mejores deseos de éxito a la Cumbre Mundial de los Pueblos. Confiamos en la sabiduría de sus organizadores y participantes. Sapiencia que proviene, lo sabemos con certeza, de los sabios ancestros de nuestra Madre Tierra. En todos ellos y ellas están puestas las esperanzas de nuestra Humanidad contemporánea: hallar “la llave maestra” para superar este episodio nefasto de nuestra historia.

 

Notas:

(1)       http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/04/100410_0031_bolivia_critica_recorte_ayuda_clima_estados_unidos_lf.shtml

(2)       http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=179140&Itemid=1

(3)       http://www.informador.com.mx/internacional/2010/192410/6/estados-unidos-y-china-rivalizan-en-alemania.htm

(4)       http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2010040106

(5)       http://www.publico.es/ciencias/301264/escepticismo/hacia/cambio/climatico/crece/reino/unido

(6)       http://cmpcc.org/category/grupos-de-trabajo/16-estrategias-de-accion/

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