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Luis Alberto Gallegos

Educación ambiental: Herramienta de participación ciudadana y gestión municipal

Educación ambiental: Herramienta de participación ciudadana y gestión municipal

 

Santiago, Chile, lunes 22 de abril de 2013, por Luis Alberto Gallegos, editorial de Boletín GAL.- En el contexto del debate nacional sobre la educación, es apropiado incluir un aspecto que no se ha explicitado en los diálogos, debates y propuestas: la educación ambiental.

 

No es parte de las movilizaciones, no es componente de los cambios constitucionales ni modificaciones a las normativas legales que hoy son una demanda, pero para segmentos importantes de nuestro país la educación ambiental es un aspecto importante.

 

Estamos hablando de los centros educativos que participan o postulan al Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educativos (SNCAE), de los municipios que participan o postulan al Sistema de Certificación Ambiental Municipal (SCAM) y las organizaciones ciudadanas que son parte y actores de los conflictos socio ambientales en todo Chile.

 

Sin embargo, la educación ambiental tiene aristas clave para una exitosa gestión ambiental local. Y ello tiene que ver con los fundamentos pedagógicos con que se le entiende y se le desarrolla.

 

El Ministerio del Medio Ambiente señala respecto a la educación ambiental: “Ésta debe ser entendida como el proceso educativo, en sus diversos niveles, a través de la transmisión de conocimientos y de la enseñanza de conceptos modernos de protección ambiental, orientados a la comprensión y toma de conciencia de los problemas ambientales, debiendo incorporar la integración de valores y el desarrollo de hábitos y conductas que tiendan a prevenirlos y resolverlos”. (Ley Nº 19.300, de Bases Generales del Medio Ambiente, Art 6°, http:// www.mma.gob.cl/educacionambiental/1319/w3-propertyvalue-16421.html).

 

Esta percepción pedagógica y ontológica de la educación ambiental no es suficiente para un país que hoy transita por amplios debates y conflictos socio ambientales. Y no es suficiente porque no se hace cargo del conocimiento ambiental como un potente componente de los cambios sociales, la transformación sustentable y de la activa participación de la sociedad civil en estas materias.

 

La educación es un instrumento para la adquisición de conocimientos que nos permitan como humanidad ser capaces de transformar nuestro entorno y las condiciones adversas. No es solo transmisión de conocimientos –supuestamente del educador al educando-, sino que es también recuperar y sistematizar los conocimientos que los educandos y los participantes del proceso educativo, han cultivado y han adquirido por sus propias buenas prácticas y por la herencia de la sabiduría de las culturas ancestrales.

 

La educación ambiental es aprender a conocer, compartir, extraer las lecciones y reflexionar acerca de las buenas –y también de las no tan buenas- prácticas ambientales de nuestros educandos y participantes del proceso educativo. En este sentido, la educación ambiental es más horizontal que vertical, al decir de Paulo Freire. (Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Paulo_Freire). 

 

En esta perspectiva, resulta más coherente la versión que señala: “La educación (ambiental) como un instrumento de transformación social, es un camino viable para generar cambios favorables frente a los conflictos ambientales, no solo creando conciencia, sino que facilitando el espacio de formación para personas intrínsecamente conscientes de los daños ambientales y de las posibilidades de solucionar problemas al respecto”. (Educación Ambiental en Chile: Una necesidad ineludible, Patricia Leal Figueroa, 2010, p. 8, http://dungun.ufro.cl/ ~ticedu/documentos/1edicion/articulos/educacion/educacion_ambiental.pdf).

 

La educación ambiental en el Chile de hoy tiene tres desafíos:

 

1. Dotar de las capacidades cognoscitivas a los educandos o participantes del proceso educativo, de modo que los habilite no solo para acceder a un conocimiento local y global de los procesos ambientales, sino fundamentalmente que les dote de aptitudes y herramientas para generar, recrear y desarrollar sus propios conocimientos individuales y colectivos que les haga capaces de ser autónomos y solidarios en la gestión del conocimiento ambiental en su medio local y territorial.

 

2. Generar las condiciones para que el conocimiento ambiental adquirido se auto reproduzca, replique y enriquezca con la más amplia participación de la comunidad educativa, la institucionalidad municipal y las organizaciones ciudadanas sensibles y participantes de la gestión ambiental local.

 

3. Convertir los conocimientos ambientales adquiridos en procesos prácticos capaces de ser desarrollados en propuestas e iniciativas que puedan transformarse en componentes de la gestión ambiental local y que puedan convocar a la comunidad educativa, a la colectividad municipal y a la ciudadanía local, a una praxis ambiental colectiva y eficiente.

 

En este sentido, nuestra experiencia docente universitaria y en municipalidades sobre educación ambiental, hemos podido constatar que, desde una perspectiva proactiva y transformadora, los participantes, sean estudiantes universitarios o funcionarios municipales, poseen unas enormes voluntades y capacidades para hacerse cargo de una pedagogía ambiental proactiva, participativa y creadora.

 

En estos casos, por ejemplo, los tradicionales exámenes de evaluación finales -se trate del término del ramo o del taller-, se convierten en propuestas de prácticas concretas expresadas en proyectos ambientales viables, razonables y que resuman o condensen los temas relevantes que se han abordado durante todo el proceso educativo.

 

Para muestra, en la UDLA y en municipios como Lo Espejo, entre otros, los estudiantes y funcionarios han diseñado proyectos ambientales extraordinarios que perfectamente las autoridades pudieran asumirlos y ejecutarlos.

 

En definitiva, la educación ambiental no solo se inserta en el contexto educacional en tránsito en el país que propugna una educación de calidad, gratuita y universal, sino que debe reformularse y replantearse en la educación formal y no formal, produciendo nuevos conceptos, paradigmas, pedagogías e instrumentos educativos que inserten al conocimiento ambiental chileno a las tendencias globales que hoy se debaten en el planeta. (FIN)

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