Chile dice NO a la creación de Zonas de Sacrificio por parte de Piñera y los empresarios neoliberales
Chile dice NO a la creación de “Zonas de Sacrificio” por parte de Piñera y los empresarios neoliberales
Santiago, Chile, lunes 1 de octubre de 2018, por Luis Alberto Gallegos, Boletín GAL.- Toda estrategia esgrimida para enfrentar el cambio climático a nivel local, nacional o global, incluye como uno de los actores protagónicos a los empresarios. Incluso hay conceptos y estrategias elaboradas que señalan que hoy en día el cambio climático se presenta como una oportunidad de hacer negocios y de obtener ganancias en diferentes rubros, tratando, por cierto, de incentivar las inversiones y la participación empresarial.
¿Será cierta esta realidad o será una ilusión? Vamos por partes
Según el Informe Carbon Majors (1) -conjunto de datos más completo de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero de empresas-, realizada por el Driving Sustainable Economies (CDP) en colaboración con el Instituto de Rendición de Cuentas sobre el Clima, revela que el 71% de todas las emisiones mundiales de GEI desde 1988 puede atribuirse a sólo 100 productores de combustibles fósiles.
El informe también muestra que estas emisiones a escala mundial se concentran en un pequeño número de productores. De 1988 a 2015, sólo 25 productores de combustibles fósiles están vinculados al 51% de las emisiones industriales mundiales de GEI. Las más altas emisoras durante el período desde 1988 incluyen: Empresas de inversores públicos como ExxonMobil, Shell, BP, Chevron, Peabody, Total y BHP Billiton; y las entidades estatales como Saudi Aramco, Gazprom, National Iranian Oil, Coal India, Pemex, CNPC y el carbón chino, de los cuales Shenhua Group y China National Coal Group son actores clave (2).
Este diagnóstico se agrava con la anulación de restricciones ambientales de Trump sobre las emisiones de centrales eléctricas, lo que se produce con el objetivo de ayudar a las plantas de carbón para competir con gas natural y otras alternativas más limpias como fuente de energía natural (3).
¿Y en Chile?
En nuestro país sucede otro tanto.
En septiembre 2018, la Comunidad Atacameña de Peine ingresó una denuncia ante la Superintendencia de Medio Ambiente contra la Compañía Minera Zaldívar SPA, controlada por Antofagasta Minerals de la familia Luksic por un conflicto hídrico. También en la Región Antofagasta, se ha denunciado la contaminación con metales pesados proveniente del puerto Antofagasta Terminal Internacional (ATI), operado por la misma Antofagasta Minerals; un estudio científico de abril pasado determinó que allí las concentraciones de cobre, zinc y arsénico son las más altas a nivel mundial. En la misma región, 219 pescadores artesanales, recolectores de orilla y buzos de Cobija presentaron una demanda por el derrame de 2.400 litros de ácido sulfúrico en el terminal de la empresa Michilla Costa (perteneciente a Antofagasta Minerals), ocurrido en septiembre de 2017. En la región de Coquimbo, los Luksic también han generado problemas por la operación de Minera Los Pelambres. El pasado 12 de junio, representantes vecinales de Choapa Viejo y Las Cañas 2 de Illapel denunciaron ante la Comisión de Recursos Hídricos, Desertificación y Sequía del Senado la contaminación del pozo de agua potable que abastece a las comunidades y responsabilizaron a las faenas de la empresa. En julio de este año, los habitantes de Cuncumén (Salamanca) perdieron la paciencia e iniciaron un corte de ruta en el acceso a Los Pelambres, luego de un episodio de polvo en suspensión producido por las faenas en el relave Tranque Los Quillalles de la minera. (4)
Y el prontuario sigue y sigue. ¿Es posible concebir a las empresas de Luksic como un holding sustentable? ¿Es posible considerarlas como eventuales aliados en la lucha por el medio ambiente y el cambio climático? Claro, los Luksic se llevan el “Oscar” como premio distintivo a la peor gestión ambiental en Chile. ¿Y qué dice el gobierno? Bien, gracias por su “aporte” al crecimiento del país… Démosle facilidades para agilizar sus RCA y las Evaluaciones de Impacto Ambiental… O mejor aún, que no pasen por ningún estudio de impacto ambiental, sino que solamente presenten declaraciones de impacto ambiental, como ocurrió en 2012 con dos proyectos clave del grupo Luksic: Transporte de Concentrado de Cobre a través del Ferrocarril Antofagasta Bolivia y el proyecto del galpón de Recepción Acopio y Embarque de Concentrados (RAEC) (5).
Empresas innovadoras de “Zonas de Sacrificio”
En reciente estudio de Chile Sustentable, se informó que las diez termoeléctricas más contaminantes de Chile (Tocopilla U12, Tocopilla U13, Tocopilla U14, Tocopilla U15, CTTAR, CTM1, CTM2, Angamos 1, Angamos 2, Cochrane 1, Cochrane 2), pertenecen a las empresas Engie y AES Gener y, en su totalidad, están instaladas en comunas conocidas como “Zonas de sacrificio”: Tocopilla, Iquique, Mejillones, Huasco, Puchuncaví y Coronel (6). A las que debemos agregar en este sector energético a ENAP, Endesa y el Parque Huilo Huilo.
En el sector minero, las empresas más contaminantes son: Pascua Lama, de la internacional Barrick Gold; Teck Quebrada Blanca, por derramar mil litros de petróleo hacia Quebrada Blanca y Quebrada Choja; compañía Minera Maricunga, por no respetar las autorizaciones, construyendo un campamento para más trabajadores de los permitidos y cambiar su sistema de combustible; Pampa Camarones en Salamanqueja, que intervino un área arqueológica y no presentó un estudio de impacto posible sobre la fauna (7).
Chile está plagado de empresas similares, todas con una “virtud” común: son muy innovadoras … brillantes creadoras de “Zonas de Sacrificio”.
Las movilizaciones ciudadanas recientes en Arica, Quintero, Puchuncaví, Huasco, Mejillones, Ventanas, Alto Maipo, Tocopilla, Coronel, Calbuco, Magallanes, San Bernardo, entre otros, nos permite visualizar que todo el territorio nacional es un hervidero de insatisfacción, reclamos y protestas por el medio ambiente. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) señala en su reciente informe (8) que las regiones con más conflictos ambientales -de los 116 existentes en todo Chile-, son Valparaíso (19), Atacama (11), Los Lagos (11), Biobio (10), Antofagasta (9) y La Araucanía (9). En su gran mayoría debido a emisiones tóxicas, contaminación del aire, agua y tierras por parte de empresas de los sectores de energía, minería y forestal.
Incluso, la aviación comercial –a propósito del abuso de información privilegiada de Piñera en la adquisición de acciones de LAN (9)-, depende de combustibles fósiles. Un avión contamina bastante el aire, tanto como una fábrica o la contaminación de automóviles. Por ejemplo, un avión con 150 pasajeros y con dos motores, consume al menos unos 850,000 kilos de aire, quema 2.700 litros de combustible por hora. Esto genera unos 3.300 kilos de vapor, 727.000 kilos de aire frío y 8.500 kilos de dióxido de carbono, CO2, además de 2,5 kilos de dióxido de azufre (SO2), 30 kilos de óxido de nitrógeno (NO2) y otros tóxicos, como la contaminación acústica (10).
Derechos humanos y constitucionales vulnerados
El mismo informe del INDH declara que los derechos humanos y constitucionales vulnerados por las empresas en estas “Zonas de Sacrificio” son: el Derecho a un medio ambiente limpio; Derecho a disfrutar de salud física y mental; Derecho a la reducción de la mortalidad; Derecho al Agua; Derecho a la Biodiversidad; Derecho a la alimentación adecuada; Derecho a la Tierra; Derecho al territorio y los recursos naturales; Derecho a participar; Derecho a la participación y consulta indígena; Derecho de acceso a la información pública; Derecho a condiciones dignas de trabajo; Derecho a alimentación digna; Derecho a vivienda digna, entre otros.
Es decir, estamos en un país y en unas circunstancias históricas, en donde se transgreden las normativas nacionales y tratados internacionales más elementales de sobrevivencia y bienestar de las comunidades locales. Estos son delitos ambientales que deben ser tipificados e incorporados a la legislación nacional como tales. La Justicia Ambiental es un derecho universal que involucra y preserva a todos los derechos humanos mencionados.
En este contexto, ¿aún consideramos que este gobierno, las corporaciones globales y empresarios neoliberales podrían ser aliados en una eficaz defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático?
Antes de responder, debemos admitir que no todas las corporaciones capitalistas se comportan semejante al holding Luksic. Recientemente ha surgido el movimiento de las Empresas B con un sello totalmente distinto. El Movimiento B, que hoy en Chile suma 141 empresas (11), mide su impacto social y ambiental y se compromete a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente. Asumen pertenecer a este movimiento global las empresas que quieren hacer un cambio, utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales. Comparten la misma búsqueda: una nueva “genética” económica que permita que los valores y la ética inspiren soluciones colectivas sin olvidar, al mismo tiempo, necesidades particulares encontrando trascendencia, sentido y propósito. Estas empresas se preguntan: ¿Qué sentido tiene una economía que crece financieramente y que por su misma naturaleza genera inequidad creciente, acaba el agua y otros recursos de la Tierra, profundiza el individualismo y la exclusión de miles de personas?
Para el neoliberalismo el daño a la salud humana constituye “daños colaterales”
El neoliberalismo conforma hoy día el pensamiento único, en el sentido de recoger los principales dogmas que se aplican a los campos político, social y económico, y que están ampliamente extendidos, difundidos y practicados por la inmensa mayoría de los países, y a su vez amplificados bajo el altavoz de sus voceros mediáticos.
El neoliberalismo es el pensamiento dominante de nuestro tiempo, donde, además, la globalización capitalista deja poco resquicio para poder escapar de él. Pero más allá de sus concepciones políticas y sociales, que las podemos comprobar hoy día en la mayoría de los países del globo, nos interesan en este artículo los peligrosos valores en los que se basa (12).
Como escriben Ben Winegard y Cortne Jai Winegard de la Universidad de Missouri, los neoliberales “aceptan la realidad económica, pero afirman que el aumento de las libertades, del individualismo y de la prosperidad compensan ampliamente los costos (…) Las políticas neoliberales aumentan la desigualdad que hace disminuir la sensación de libertad y que se encuentra relacionada con una multitud de enfermedades sociales (…) Los expertos, ciegamente optimistas, argumentan que la desigualdad es irrelevante, en tanto que la sociedad se hace más rica en términos absolutos. Y también arguyen que la desigualdad es el precio a pagar por la libertad de usar las propias habilidades (…) De manera parecida a los cigarrillos, la propaganda neoliberal debería venir con una advertencia de las autoridades sanitarias: ‘El neoliberalismo puede causar depresión, ansiedad, cinismo, y ha sido vinculado a la disminución del capital social’” (13).
Según el Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS), las fuentes de enfermedades y daños a la salud en Chile se debe a la contaminación del aire, agua, suelos, exposición a productos químicos, radiación ultravioleta y los efectos del cambio climático, que contribuyen a enfermedades cerebrovasculares, problemas cardíacos, tumores y enfermedades pulmonares. En nuestro país un 12% de sus muertes son por ambientes contaminados, lo que equivale a 11.300 por año, siendo los más afectados por riesgos ambientales los niños menores de cinco años y los adultos mayores de 50 (14).
Para el neoliberalismo y sus defensores, estos son los costos o los daños colaterales inevitables si se anhela el “crecimiento económico” del país o, en otras palabras, el crecimiento de las tasas de ganancias y la acumulación capitalista del segmento del 10% más rico de Chile.
Desobediencia Civil y el NO
Los resultados del plebiscito de 1988 donde el NO derrotó a la dictadura, fue un acto de Desobediencia Civil. Y esta decisión ciudadana tuvo, tiene y seguirá teniendo un profundo y estratégico sentido democrático. Con el triunfo del NO en ese acto cívico, cambió la historia de Chile.
Ahora, 30 años después, la Desobediencia Civil como instrumento, voluntad y gesto soberano de la ciudadanía, sigue plenamente vigente. No solo respecto a las necesarias correcciones de las distorsiones infligidas al sistema democrático y su fortalecimiento, sino por los componentes de nuevas estrategias que brotan debido al surgimiento de renovadas formas de opresión, como el neoliberalismo, los “daños colaterales” empresariales en las “Zonas de Sacrificio”, entre otras.
Como dice Julieta Marcone (15), “la desobediencia civil constituye un resorte fundamental del dispositivo simbólico de los estados democráticos de derecho. La desobediencia civil activa dos de los principios legitimadores del orden democrático: la soberanía popular y el reconocimiento mutuo del derecho a tener derechos. Por ello, contribuye por una parte a salvaguardar y expandir los derechos, y por la otra a ampliar el horizonte democrático” (16).
Hoy, ante la irrupción de más 116 conflictos ciudadanos socio ambientales donde están en juego los derechos humanos, constitucionales, la salud y la vida misma de nuestra gente, hoy, está más vigente que nunca el enarbolar de nuevo nuestro NO a la injusticia ambiental, NO a los delitos ambientales, NO a la criminalidad tóxica de nuestros niños, adultos mayores y generaciones venideras; en definitiva, NO al capitalismo depredador de nuestra humanidad y el Planeta.
Reiteramos la pregunta: ¿aún consideramos que este gobierno, las corporaciones globales y empresarios neoliberales podrían ser aliados en una eficaz defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático?
Ustedes y solo ustedes, tienen la respuesta y la decisión sobre lo que hay que hacer. (FIN)
Notas
(2) Cfr. http://www.otromundoesposible.net/100-empresas-emiten-mas-del-70-de-las-emisiones/
(3) Cfr. http://www.elmundo.es/internacional/2018/08/21/5b7b613b22601daf068b460e.html
(4) Cfr. http://kaosenlared.net/los-conflictos-ambientales-vigentes-de-la-familia-mas-rica-de-chile/
(6) Cfr. https://radio.uchile.cl/2018/05/13/estas-son-las-10-termoelectricas-mas-contaminantes-de-chile/
(7) Cfr. http://chilenosenargentina.com/conoce-cuales-son-las-empresas-mas-contaminantes-de-chile/
(11) Cfr. https://sistemab.org/beneficios-chile/
(12) Cfr. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229129
(13) Cfr. http://rebelion.org/noticia.php?id=129851
(15) Julieta Marcone, “Las razones de la desobediencia civil en las sociedades democráticas” (The reasons for civil disobedience in democratic societies). Dossier: Ciudadanía y representación, Andamios vol.5 no.10 México abr. 2009. Julieta Marcone es Profesora–investigadora de tiempo completo de la Academia de Ciencia Política y Administración Urbana de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Correo electrónico: marcone@unam.mx
(16) Cfr. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632009000100003
0 comentarios